Maribel Verdú vuelve a interpretar a una mujer explotada y sufridora en «El niño del barro»
Maribel Verdú protagoniza un crudo thriller sobre un asesino en serie de la Argentina de principios del XX en "El niño de barro", firmado por Jorge Algora, quien usa el misterio "como excusa para

Maribel Verdú protagoniza un crudo thriller sobre un asesino en serie de la Argentina de principios del XX en "El niño de barro", firmado por Jorge Algora, quien usa el misterio "como excusa para hablar de temas como el maltrato y la explotación sexual infantil o la corrupción policial"..
Así lo explicó hoy el cineasta durante la presentación a los medios de comunicación de su película, que se estrena este viernes y llegará a Argentina en agosto. Y con la que debuta en la ficción, tras toda una carrera dedicada a la publicidad.
Algora decidió embarcarse en el proyecto, rodado íntegramente en Argentina, tras conocer la historia de "El petiso orejudo", el asesino en serie de niños que comenzó su siniestra carrera a los diez años y que, desde entonces, a principios del siglo XX, se convirtió en una figura enormemente popular en Argentina, que todavía perdura.
"Quería ir más allá de una película policíaca para dejar al espectador un punto de reflexión sobre los temas que aborda el filme, asuntos tan dramáticos como los maltratos y abusos a niños y mujeres, o la explotación sexual de menores", explica Algora, quien eligió debutar con una película tan cruda, dice, "para resarcirme de ese mundo feliz y cargado de cosas bonitas que acostumbro a tratar en publicidad".
El cineasta introduce en la acción a un niño de diez años, hijo en la ficción de Maribel Verdú, que tiene visiones sobre los asesinatos cometidos, por los que la policía en un principio sospecha de él, para luego utilizarlo como ayuda en la captura del asesino.
El reparto se completa con nombres como Chete Lera, en un papel que el actor define como "un miembro del CSI de la época", o Daniel Freire, quien encarna a un sombrío comisario de policía: "Un hombre -cuenta- que arrastra un vacío y adopta una postura nihilista ante la vida, pero que se humaniza al no concebir que el niño sea un asesino, y así logra desvincularlo de la investigación".
Maribel Verdú vuelve a ejercer, como ya hizo en "El laberinto del fauno", de mujer explotada y sufridora, aunque la actriz insiste en que no hay el menor parecido entre ambos personajes: "No tienen nada que ver", afirma, para luego explicar que le atraen este tipo de personajes porque, cuenta, "están totalmente alejados de mi carácter y, como es un aspecto que me gusta sacar, me desquito en el cine".
El joven actor Juan Ciancio recibió el apoyo de un psicólogo antes del rodaje y la ayuda del director para preparar el personaje: "El psicólogo no me sirvió para elaborar el papel, sino que era, más bien, para que al terminar el rodaje no me quedaran traumas -explica-. Pero con Jorge (Algora) tuvimos muchas charlas y aunque costó, al final salió".
Algora comenta que bebió del cine clásico para "El niño de barro" y, especialmente, se inspiró en "El vampiro de Dusseldorf", de Fritz Lang. Y destaca la actuación del intérprete que da vida al asesino por saber, dice, "dosificar su locura para no hacerse evidente ante el espectador".
"Cuando él aparece, la película crece en dramatismo y crudeza", añade el cineasta, quien explica que "El petiso orejudo" era "un pobre loco que había sufrido maltrato familiar y para quien el crimen se convirtió en su vía de escape".
El asesino fue recluido en la prisión de Usuaia, donde "sufrió todo tipo de explotaciones por parte de sus compañeros, que acabaron asesinándole; mientras que los nazis, que llegaban a Argentina huyendo tras la guerra, hicieron con él numerosos experimentos".
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