Seso algo morcillón
«La piel vendida»
El sano sarpullido del cine documental ha llegado a un terreno ya suficientemente naturalista, gonzo y «golfo» como el cine pornográfico. He aquí el primer escollo contra natura de la noche: lejos de las entrañables películas de explotación sobre graciosa sexualidad en familia o las docu-picardías de cine mudo, ¿interesará potencialmente una reflexión sobre la industria con sus protagonistas vestiditos guardando sus armas en el pantalón, que es casi como esconder los ases en la manga? Espiar el ensayo o la crónica biográfica por el ojo de la cerradura no casa bien con un género eminentemente explícito. Lo que sí hay que agradecer a Vicente Pérez Herrero es su tono desinhibido y a pie de calle, lejos de sentar cátedra historicistamente y elevar máximas sobre este tipo de cine.
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