Donde Hitchcock no pudo entrar: la ONU
Dirección: Sydney Pollack Intérpretes: Nicole Kidman, Sean Penn, Catherine Keener Nacionalidad: Estados Unidos, 2004 Calificación: ((( «La intérprete»

Más o menos equilátero, pero el caso es que esta película pretende ser mirada con la forma de un triángulo, desde lo estrictamente promocional hasta lo aparentemente artístico. Nicole Kidman, Sean Penn y ese tejedor de intrigas llamado Sydney Pollack. Y aunque los tres vuelcan su luz propia en esta curiosa historia, hay, como en esas triangulares relaciones amorosas, un tapado: Steve Zaillian, un guionista de fábula y un prodigioso narrador, si se toma como ejemplo la primera, y casi única, película que dirigió, «En busca de Bobby Fischer». Bueno, pues hay algo de ese aliento neblinoso y triste de aquel Zaillian en este Pollack.
Pero ahí se acaban los parecidos. «La intérprete» es una intriga absolutamente «made in Pollack», un experto en situar al espectador en un lugar privilegiado desde el que ver los manejos del poder y los pasillos de la política envenenada. La acción transcurre en la sede de la ONU, ese lugar invisible de Manhattan al que nunca entró nadie con su cámara, ni siquiera el Hitchcock de «Con la muerte en los talones». Pollack entra y nos lo muestra en sus variadas salsas. La trama nos sitúa a Nicole Kidman, intérprete en la ONU, como único testigo (y también parte, como se verá) de un compló para cometer un asesinato. Y a Sean Penn como el policía especializado que se encargará de protegerla, o algo así.
El interés policial de «La intérprete» se escurre casi de inmediato hacia lo político: un país africano, los distintos poderes que confluyen para derrocar a su dictador, un pasado que presiona emocionalmente a los personajes, un regusto por lo políticamente de moda, como el canto a la diplomacia y la repulsa a la violencia individual o institucionalizada.
Como es habitual, Nicole Kidman llena su personaje de sí misma y de la rotunda verdad que le imprime a sus trabajos; exactamente igual que Sean Penn, el molde perfecto para el agua adecuada... Otra cosa es si, entre ellos, consiguen el impacto preciso y que sugiere una de los dobleces de la historia, que los envuelve en una especie de melancólico apunte de romance. No quisiera exagerar, pero se repelen con el mayor disimulo y discreción. Por lo demás, subyace en la carne de la historia un cierto deje estéril sobre los viejos romanticismos de la lucha armada.
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