Perera: «Es injusto que en un año tan duro se cuestione la verdad del toreo»
ROSARIO PÉREZ
MADRID. La sangre se deslizaba por la taleguilla y no le importó. Miguel Ángel Perera continuó en el ruedo de Las Ventas, con el muslo izquierdo abierto, frente a un toro con dos pitones de pavor. «Para que luego se hable de la comodidad de los que se visten de luces», advierte Perera, ingresado en la clínica madrileña de La Fraternidad tras su percance del sábado en la Feria de Otoño. En una temporada tan sangrienta, se lamenta de los ataques a la Fiesta: «Es muy injusto que se cuestione la verdad del toreo y digan que aquello que hacemos delante del toro es mentira, cuando está lleno de autenticidad. Y más aún en un año en el que han resultado heridos muchos toreros, entre ellos, las máximas figuras».
Pese al dolor de la cornada, la búsqueda inagotable del éxito le impulsó a permanecer en la plaza: «La gente se metió en la faena desde el principio, y tenía que redondearla. No podía dejar escapar el triunfo. Sentir el reconocimiento de esta afición es fabuloso». El extremeño vio recompensado su esfuerzo con una oreja, «que me supo a gloria». Perera cumplía en Las Ventas el paseíllo número 47 de una temporada ascendente, «con tardes muy emocionantes, como los dos indultos en Murcia, y esta guinda de Madrid, la más importante de todas por el escenario».
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