Perlas de extravagancia
Pasqual Maragall anda inmerso en un inmenso jardín del que difícilmente saldrá si continúa aderezando sus declaraciones sobre el País Vasco con gotas de extravagancia. Ayer aprovechó la Diada para empujar a Jordi Pujol a mediar entre el Gobierno de Aznar y el de Vitoria ante el riesgo de que «la prudencia nos haga traidores (a los catalanes)». Como si el ex alcalde de Barcelona ignorara que el diálogo institucional tiene unos cauces previstos en la Constitución y que, en democracia, no hay sitio para los intermediarios.
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