Valencia incrementó un 54,41 por ciento el número de extranjeros el pasado año
VALENCIA. El incremento medio de extranjeros en la Comunidad Valenciana durante el año 2002 se situó por encima de la media nacional, llegando al 54,41 por ciento, según datos del Anuario Estadístico de Extranjería 2002, publicado recientemente por el Ministerio del Interior. El citado informe desvela que la Comunidad Valenciana es la cuarta comunidad autónoma española receptora de extranjeros, por detrás de Cataluña, Madrid y Andalucía.
Así, en diciembre de 2002 había 138.421 extranjeros con tarjeta o permiso de residencia en vigor en la Comunidad Valenciana, frente a los 328.461 de Cataluña, los 272.692 de Madrid y los 163.942 de Andalucía.
El 59,44 por ciento de los extranjeros con tarjeta o permiso de residencia en vigor en la Comunidad reside en la provincia de Alicante, el 30,82 por ciento en la de Valencia y el 9,73 por ciento
en la de Castellón.
Además, la provincia de Alicante es la tercera de todo el país, por detrás de las de Madrid y Barcelona, con una mayor concentración geográfica de la población inmigrante.
La consellera de Bienestar Social, Alicia de Miguel, valoró «positivamente» estos datos, y dijo que «demuestran que la Comunidad Valenciana es una buena opción para aquellos que abandonan sus lugares de origen en busca de una vida mejor y el fenómeno de la
inmigración siempre supone un enriquecimiento económico y cultural para la tierra de acogida».
La consellera aseguró que el Gobierno valenciano tiene entre sus objetivos prioritarios para esta legislatura «mejorar la calidad de vida de los inmigrantes que residen en la Comunidad Valenciana aprobando el Plan Valenciano para la Inmigración».
Este Plan se divide en siete áreas de actuación: área de garantías jurídicas, área social, familiar y del menor, área laboral y formativa, área residencial, área cultural y de educación, área sanitaria y área de relaciones interinstitucionales.
El presupuesto previsto será de 830.810.000 euros hasta el año 2007. De Miguel explicó que este plan se asienta sobre un modelo social «integrador, que incluye tanto a las personas inmigrantes como a los autóctonos, y es que el proceso integrador es un elemento clave para garantizar el éxito del mismo». Por este motivo, reclamó la colaboración de toda la sociedad porque «la convivencia debe basarse en un respeto mutuo de valores y culturas».
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