Charlotadas sin resolver
Que era un pedófilo y que odiaba la Navidad, que nació en Londres y murió en Suiza, que el mismo Hollywood que él y otros como Griffith, Pickford o Fairbanks ayudaron a construir le dio una patada en las posaderas, que tal vez tuvo un nieto secreto de nombre John Stockton...
Casi todo el mundo cree saber casi todo de Charles Chaplin, así que es una pedorreta poética y genial que, treinta y dos años después, haya resucitado en una lata valorada en tres euros y medio (ni el caviar rojo-cocacola del Lidl cuesta tan poco). Eso sí, aún quedan más misterios sin resolver: ¿qué fue de los tres, o treinta, imitadores de Charlot que ganaron al propio Chaplin en un concurso de San Francisco? ¿Se replantearía Einstein trocar la teoría de la relatividad por la de la comicidad después de compartir con él mesa y mantel? De conocer a los Monty Python, ¿habría propuesto cambiar el loro muerto por una tarta de nata?...
Y, sobre todo, ¿cómo habrá recibido en el cielo a López Vázquez el otro día?
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete