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El Bienestar... ¿de quién?

Cuando hablamos de ruido, lo asociamos directamente con los decibelios (dB), ésta es la medición que nos informa del mayor o menor perjuicio para la salud. Ahora bien, hay otro aspecto del ruido que debería tenerse en cuenta: la intensidad o la frecuencia de la onda (ya que el ruido es una onda que capta el oído), y se desliza del grave al agudo. Hay un ejemplo clarificador: un autobús puede llegar a 100 dB con sonido grave. Una sirena de ambulancias o bomberos puede dar una medición de 85 dB y, sin embargo, su sonido agudo se oye a kilómetros de distancia, no sirve la protección de los dobles vidrios, y paralizan, «chocan», el sistema nervioso de los oyentes. ¿Por qué se usan estas sirenas dentro de la ciudad? ¿Por qué no dejamos de ser las ciudades más ruidosas del mundo? ¿Vivimos en una ciudad del llamado «estado del bienestar»? ¿Bienestar... de quién?

M. Teresa Catalán i Belmonte.

Barcelona.

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