Juan Pablo II admitía que el comunismo era visto como el «sistema más justo»
El fallecido Papa Juan Pablo II consideraba que el nazismo y el fascismo eran "inhumanos" y "superficiales", mientras que era consciente de que el comunismo era visto por muchos "como el sistema que puede llevar a una mayor justicia".
Así lo revela una entrevista que el papa Wojtyla concedió en octubre de 1988 al periodista Jas Gawronski, que hoy publica el diario "La Stampa" y que había permanecido inédita hasta ahora porque, según el reportero, el entonces Pontífice "prefería que la conversación permaneciera en privado".
En aquel diálogo, Juan Pablo II hacía un análisis de los sistemas nazi y comunista y de líderes como Joseph Stalin y Adolf Hitler, ambos "decididamente condenables desde el punto de vista moral", señalaba.
"Es verdad, algunos sostienen que en cuanto a capacidad de liderazgo, y no sólo eso, Stalin era más grande que Hitler", admitía.
"Si Stalin está mejor considerado -continuaba- quizá no es mérito suyo, quizá es porque simplemente el comunismo era un programa más profundo que el nacionalsocialismo alemán".
Para el Papa polaco, "el nacionalsocialismo alemán, el nazismo y el fascismo relacionado con él eran programas decididamente inhumanos, y además simples, superficiales".
Aseguraba que "el comunismo siempre ha sido visto, y todavía se ve, como el sistema que puede lleva a una mayor justicia, a un mayor igualdad social. Y la gente se ha habituado a esta igualdad, también en países como Polonia".
Ante la pregunta de si el entonces líder soviético, Mijail Gorbachov, sería capaz de sacar adelante la "perestroika" (reestructuración), Juan Pablo II señalaba que "efectivamente, sería una gran pena si su reforma se estancara".
"Se pueden tener dudas y reservas sobre su programa, pero ciertamente es algo nuevo", agregaba.
En cuanto a la acogida de la "perestroika" por parte de la población soviética, el papa Wojtyla creía que el tibio respaldo se debía a que "lamentablemente, los rusos no tienen ese espíritu de contradicción, de oposición del que los polacos están desde hace tiempo dotados".
"Los rusos son diferentes, son lentos, son, digamos, pasivos", señalaba Juan Pablo II, que indicaba que "podría quizá depender de su herencia ortodoxa".
Por otra parte, aseguraba que "de los soviéticos y de su ideología, hoy (1988) intentan desembarazarse incluso los países africanos; no quieren saber nada de la ineficacia y la falta de productividad de aquel sistema", en referencia al leninismo-estalinismo.
Afirmaba que la "perestroika" era, precisamente, la forma de salir de aquel sistema, aunque mostraba sus dudas sobre la posibilidad de que el proceso "llegue a su fin, sobre todo donde los comunistas están en el poder", concluía.
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