Estados Unidos pide ayuda a la OTAN en su operación contra la red terrorista de Bin Laden
Estados Unidos presentó ayer a la OTAN una lista en la que detalla la ayuda operativa que reclama a sus aliados para combatir la red terrorista de Bin Laden, acusada de perpetrar los atentados del 11 de septiembre. La OTAN reafirma así su participación en una operación que será liderada por Washington, pero en la que los aliadoseuropeos tampoco quedarían completamente al margen.

La petición de ayuda fue presentada ayer a los embajadores aliados y anunciada poco después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, pidiera una transformación de la Alianza para que Rusia pueda integrarse de forma más adecuada en los mecanismos de seguridad internacionales. La OTAN insistió en que el contenido de la lista norteamericana «debe ser confidencial», aunque el propio Putin dijo estar ya «familiarizado» con sus requerimientos: «No tiene secretos para nosotros», dijo.
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Fuentes diplomáticas señalaron que EE.UU. no ha pedido tropas ni aviones de combate. Washington, de hecho, ya ha dado a entender que desea organizar una eventual futura operación militar al margen del complejo sistema de consultas de la OTAN. «No será una operación como la de Kosovo», insisten. Hasta ahora, las tropas preparadas para un posible ataque son sólo norteamericanas y británicas. Esta circunstancia, sin embargo, no impide que la Alianza y los países que la integran presten otro tipo de apoyo operativo: uso del espacio aéreo, de sus bases militares, respaldo logístico, reconocimiento, intendencia, entrega de información confidencial o aprovisionamiento, entre otros.
MEDIOS COLECTIVOS DE LA OTAN
Estados Unidos ha solicitado tanto medios colectivos de la Alianza como de los países que la integran. El principal activo de la OTAN es la estructura de mandos de su cuartel general de Mons, encargado de organizar las operaciones de la Alianza. Pero, aunque éste llegase a prestar alguna colaboración, no podrá organizar una operación que no será estrictamente aliada. Menos problemas tendría la entrega de los diecisiete aviones «Awacs» de los que dispone la Alianza.
A corto o medio plazo, Estados Unidos podría reclamar también la retirada de parte de sus tropas en los Balcanes para concentrar así sus energías en la operación contra las redes terroristas de Bin Laden. Esas tropas, en principio, tendrían que ser sustituidas por fuerzas europeas que contribuirían así indirectamente al esfuerzo norteamericano. Aunque esta opción suscitaría a su vez el debate sobre la conveniencia de que EE.UU. y Europa lleven a cabo una «división del trabajo», en la que los primeros se encargarían de cuestiones estratégicas y los segundos de operaciones más puntuales de seguridad regional. Un reparto de funciones que algunos temen que, a largo plazo, provoque un paulatino distanciamiento transatlántico.
DEFENSA MUTUA
La petición de ayuda por parte de EE.UU. significa que el mecanismo de defensa mutua, previsto en el artículo quinto de la OTAN, y aprobado en la víspera por los aliados, queda plenamente activado. En consecuencia, todos los aliados están en la obligación de apoyar la respuesta norteamericana, en virtud del principio de que un ataque contra uno de los miembros de la OTAN será considerado como una agresión dirigida contra todos. La lista de requerimientos, sin embargo, está siendo analizada por las capitales. De forma que, hasta que no le den hoy su pleno visto bueno, se prefiere mantener la mayor discreción sobre la misma.
El caso es que, con una contribución más o menos directa o indirecta, los aliados se esfuerzan en evitar que la futura acción parezca una operación unilateral norteamericana y en garantizar su participación en una operación que determinará el futuro de la seguridad mundial. Los europeos se juegan la preservación de su parcela de influencia; y la OTAN, su adaptación a un nuevo panorama en el que ya no cuentan los viejos y familiares criterios de la guerra fría.
PERSPECTIVA PARA AFGANISTÁN
Y aunque su participación militar se sitúe en un segundo plano más o menos discreto, los europeos multiplican también esfuerzos para estar presentes en los debates sobre el futuro político de Afganistán. El Alto Representante de la UE, Javier Solana, se entrevistó ayer con tal motivo con el representante especial del secretario general de la ONU para Afganistán, Frances Vendrell. Y el ministro de Exteriores francés, Hubert Vedrine, presentó un plan a la UE en el que propone emprender un proceso político que, bajo la égida del Rey Zahir y con el apoyo de la ONU, «defina una perspectiva democrática» para Afganistán. Y en el que se recoge la idea de que los Quince, Estados Unidos y los países de la zona se coordinen para evaluar las consecuencias políticas, económicas y humanitarias de la crisis.
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