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Aprender a salvar una vida

MADRID. Los pasillos de la estación de metro en el intercambiador de Avenida de América eran ayer por la tarde un continuo trasiego de personas, pero a diferencia de otros días, uno de sus amplios corredores se convirtió en una improvisada aula. Los viajeros miraban, primero sorprendidos, luego con curiosidad; y muchos de ellos decidían, al principio tímidamente y más tarde con mayor seguridad, «apuntarse a la clase». La asignatura que allí se impartía era la de técnicas básicas de reanimación cardiorespiratoria que va alternando el masaje cardíaco con la respiración boca a boca.

El objetivo de esta iniciativa, realizada por el Samur en colaboración con Metro y la Fundación del Corazón, es el de enseñar a los ciudadanos técnicas básicas que pueden ayudar a salvar una vida en el tiempo que pasa entre que una persona sufre una parada cardiorespiratoria y llegan los servicios de emergencia.

Seis mil personas

Sanitarios del Samur son los profesores de este aula en el metro que se enmarca dentro de la XXI Semana del Corazón y cuyas enseñanzas se repetirán hoy entre las 16 y las 19 horas.

Según María Luisa Fernández, directora general de la Fundación Española del Corazón, está estimado que seis mil personas podrían salvarse al año en España si todos los ciudadanos conocieran que hacer ante una parada cardíaca. En las clases de ayer, además de enseñar esas técnicas, se trataba de concienciar a las personas de lo que hay que hacer ante una emergencia y cómo informar a los servicios de socorro. Según Rosario Pinilla, responsable de formación del Samur-Protección Civil, es muy importante valorar lo que pasa. Si hay una persona en el suelo, hay que comprobar si está dormida o inconsciente. Para ello lo primero es llamarle, preguntarle en tono fuerte como se encuentra. Si no responde, avisar a lo servicios de emergencia y, mientras tanto, despejarle la vía aérea, para que entre aire en sus pulmones, además de comprobar si tiene pulso, es decir si el corazón late o no. Si nos encontramos ante la situación más extrema, que es aquella, dice Rosario Pinilla, en el que la persona no respira y no tiene pulso es el momento de comenzar a practicar la reanimación. Una maniobra «que consiste en sustituir la respiración y el latido cardíaco» natural con técnicas externas. Un número alto de vidas, asegura Rosario Pinilla, se pierden antes de los cuatro minutos posteriores a la parada. Se trata por tanto de actuar inmediatamente y mantener con vida a esa persona hasta que lleguen los servicios de emergencia que, con medicación y técnicas avanzadas, podrán luego sacar de la situación de «premuerte» al paciente.

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