Tasca Ramos Los Palacios: «A fuego lento se cuecen las mejores habas»
La consigna es clara, buen producto con elaboraciones modernas pero que respeten la materia prima
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Álvaro Salinero
Sevilla
Hoy estoy en Los Palacios, cuna de los buenos fogones y una de las huertas más generosas de toda Andalucía. En dicha localidad se levanta Tasca Ramos, fundada en el año 1982 por Antonio Ramos Ayala, lo que en un principio fue ... un despacho de vinos que la misma familia producía, hoy se ha convertido en uno de los restaurantes más destacados de la zona.
El interior conserva el alma de taberna tradicional, pero sin caer en lo rancio. Las paredes están salpicadas de fotografías y detalles taurinos. Las mesas con doble mantel mantienen esa estética clásica junto a muebles de madera.
La carta se construye sobre un recetario de raíces, donde el producto brilla por sí solo. No hay artificios ni giros modernos: solo el deseo de reconectar con la memoria a través de sabores sinceros, profundos y reconocibles.
Empezamos con un icono de la huerta de Los Palacios, como es su tomate, en este caso en forma de salmorejo, acompañado de tacos de jamón y huevo duro. Lo encontré menos denso de lo que se acostumbra, no sé si es debido a la época del año o porque se excedieron con el agua.
Seguimos con su ensaladilla de gambas, con huevo duro, que no en todas las casas se acostumbra a añadir. La textura es cremosa sin exceso, el marisco conserva su punto y el conjunto resulta equilibrado, amable, casi doméstico.
El giro más moderno lo en
contré en su taco de atún barbateño, con guacamole, soja y mahonesa picante. En México se dice la frase «taco que cierra no es taco» y aquí se lo han tomado al pie de la letra, tanto que se hace complicado de comer, pero no le resta ni un ápice de sabor.
Fuera de carta también tienen algunas sugerencias, entre ellas un arroz de perdiz con un fondo oscuro bien picante y donde el ave presta su carácter al guiso y deja un recuerdo de caza y campo. El grano se mantiene entero, suelto, con esa untuosidad que solo da un buen sofrito trabajado con paciencia.
En una época en la que muchos persiguen la novedad, Ramos se mantiene firme en la tradición, demostrando que el sabor también puede ser una forma de resistencia. Y eso, en los tiempos que corren, es casi un acto de fe.
Comida
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