Bares con dueño
María Sanz de Acedo (Bar Santa Ana): «Esta esquina de Triana tiene todo lo que buscábamos»
Hace poco más de un año y medio esta joven y su pareja, el escocés Benjamin Dalton, tomaron las riendas de uno de los bares más clásicos de Sevilla
Salvador Díaz (gerente de El Panzón): «Hay que llegar a la mesa con una sonrisa»
Sevilla
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Iniciar sesiónUna pareja joven, medio extranjera y con un bebé pequeño se instala en una de las esquinas más añejas de Triana para hacerse cargo de uno de los bares decanos a esta orilla del Guadalquivir. Podía parecer el comienzo de uno de esos chistes o ... una historieta con gancho pero es la realidad de María Sanz de Acedo y Benjamin Dalton. Ambos sustituyeron al carismático Pepe Cárdenas tras su jubilación en el mítico Bar Santa Ana y en este tiempo se han metido a la clientela en el bolsillo con una forma de trabajar que aúna esfuerzo, simpatía y ganas de mejorar.
Han creado un equipo unido de 22 personas que trabaja con el propósito de que todo el que llegue se sienta como en casa y ellos dos están encima de cada detalle diariamente. Ahora María está embarazada de su segundo hijo y aunque le han recomendado que pise el freno en el trabajo, no deja de aparecer cada día porque el Bar Santa Ana es para ella como otro hijo más.
¿Qué balance hace de estos meses en Triana?
Ha habido muchísimo movimiento, mucha clientela y hemos duplicado el equipo porque queremos dar muy buen servicio. Tenemos un equipazo tremendo y sin ellos no podríamos haber dado una respuesta tan buena como la que estamos dando al volumen de gente que pasa por aquí. Ahora no cerramos ningún día de la semana, queremos ser el bar que siempre está abierto (estamos de 9.30 a 00).
Estamos también muy atentos al producto, a la temporada de cada cosa, a los precios… Hemos querido mantener nuestra línea y para eso nos volcamos mucho con la gestión para que todo esté lo mejor posible pero no repercuta apenas en el ticket final.
Si vemos que algo sale menos, lo quitamos. Si es temporada de pescaíto frito, buscamos un buen proveedor de aquí y lo servimos. Siempre buscando ofrecer lo mejor.
¿Qué es lo que más valora en los candidatos cuando hace entrevistas para ampliar equipo?
Tener experiencia ayuda mucho, pero eso se puede aprender en poco tiempo. De hecho, aquí nos gusta formar al que llega para que haga las cosas a nuestro modo y que entienda cómo funcionamos. Sin embargo, la personalidad de cada uno no se cambia, por eso valoramos a las personas que transmiten, que llegan con una sonrisa y tienen buen carácter, porque al final es lo que hace un sitio: la gente que está dentro. Tener personas que se llevan bien con los clientes y trabajan a gusto es un tesoro y esa cualidad no se aprende, se tiene o no se tiene.
En las reseñas la gente nombra a las personas que le atendieron, es lo que al final recuerdan.
¿Han conseguido que su equipo sea una extensión de Ben y suya?
Ben y yo somos personas muy comunicativas que sabemos expresar lo que queremos. La pasión que ponemos a todo es evidente y hemos sabido transmitirla a nuestros empleados. Nos gustan los detalles y tenemos vocación de servicio a los demás, algo que nuestro equipo ya sabe. Siempre decimos el por qué de cada cosa, no damos órdenes sin más, y eso es importante, porque si explicas la importancia que tiene hacer bien el trabajo todo se entiende. Al estar aquí los dos todo el tiempo es muy fácil, porque ellos nos ven y es la mejor manera de enseñar. Nuestro encargado Saúl es un apasionado de su trabajo y eso nos ayuda mucho, porque se entrega para que todo salga bien.
¿Es bueno para el negocio que los dueños estén tanto tiempo en él?
A nosotros nos encanta estar aquí, porque nos permite estar muy encima de todo. Con el embarazo he dejado de estar a todas horas y tengo la sensación de que el bar es como un niño al que no puedes dejar porque no quieres perderte nada. Pienso que nunca podré alejarme mucho de este sitio porque ha sido un proceso muy especial del que hemos aprendido mucho y ya es parte de nosotros. Es impensable que esté una semana sin venir porque ya tenemos un gran cariño al bar, al equipo, a los vecinos… es como una extensión nuestra. Estamos enganchados al bar y no podemos alejarnos de él, siempre tendremos ese cordón umbilical que nos una a este sitio.
¿Cómo se han adaptado a un barrio tan particular como Triana?
Ha sido muy divertido. Ben entiende que ésta es una cultura con muchas tradiciones y mucha pasión. Ahora que ha aprendido español la gente está viendo su auténtica manera de ser, él tiene mucha guasa y ha encajado perfectamente en el barrio. Tiene esa manera de disfrutar de la vida y entender a la gente, ha descubierto que es un poco trianero (risas). Y de hecho cuando le preguntan de dónde es dice que de Triana de toda la vida. También soporta el calor mejor que yo… (risas).
Ha sido muy fácil adaptarse. La gente es cercana y se interesa por ti, nunca habíamos vivido esto porque veníamos de Londres, donde hay un excesivo individualismo. Allí estábamos bien porque estaba nuestra familia pero no nos sentíamos al 100%. Esta vida es más sana y más alegre y adaptarse a esto es fácil. A mi hijo ya se le nota el aire trianero, es jovial y vitalista y cuando va a Escocia con sus primos se le nota ese aire, va siempre cantando y contento.
Cuando vimos el bar comprendimos la historia y la esencia que tiene detrás, es justo lo que queríamos. Esta esquina de Triana tiene todo lo que buscábamos. Aunque también es cierto que tanto carácter lo hacía más complicado todo, porque había que adaptarse a la personalidad que ya tenía el negocio. Había que tener mucha sensibilidad con el sitio, que saber entenderlo. En eso Pepe Cárdenas nos ha ayudado mucho, sigue viniendo cada día y ha sido una figura clave para que mantengamos la esencia del bar.
Le seguimos incordiando, porque a veces está aquí con sus amigos y le llamamos para que le cuente alguna anécdota o historia a alguien.
¿Se ven jubilándose en esta esquina de Triana?
Ben es muy inquieto y no para de pensar… Sé que le gustaría tener algo más en un futuro. Con este sitio hemos tenido mucha suerte, Sevilla y Triana están de moda y tenemos claro que vamos a mantener siempre el bar. Quizás si podemos nos gustaría encontrar un hotel o algún otro proyecto fuera de Sevilla, pero jamás dejaremos el Bar Santa Ana.
Quién es
María nació en Barcelona y ha vivido toda su vida en Londres, donde trabajaba como hostelera, al igual que su marido. Tenía una tía en Sevilla a la que visitaba desde niña y siempre había tenido a la capital andaluza en su horizonte de sueños. Cansados de la vida impersonal y abrumadora de la capital inglesa decidieron marcarse nuevos rumbos y buscar un negocio propio donde pudieran realizarse profesional y personalmente.
Paseando por Triana en una de sus visitas se toparon casualmente con el Bar Santa Ana, que lucía un cartel de venta. ¿Casualidad o destino? Parecía que todo estaba marcado en su camino para que se instalaran en Sevilla y un año y medio después de aquella decisión los dos están convencidos de que han dado con la horma de su zapato.
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