Quien descubre el Batán de las Monjas por primera vez, ya está pensando a quien enseñárselo a la próxima. En pleno Parque Natural, alejado de cualquier tipo de civilización y con un camping y apartamentos donde alojarse en la ribera, este restaurante es ... perfecto para probar los sabores de esta tierra.
Batán de las Monjas trabaja con cocina de guisos y de recetas de abuela, y apuestan por productos de kilómetro cero. Los platos estrellas son las chacinas ibéricas y quesos de la zona. La verduras se puede ver en ensaladas o en un sabroso pisto . Y además de la carne ibérica , Jesús Cabeza, la segunda generación de este negocio, confiesa que están apostando por el cordero .
Entre las ensaladas se enumeran la de peras con nueces y chocolate, la de garbanzos con queso viejo y aguacate o la de la casa. Otros platos para compartir son las patatas pobres, el salmorejo, el arroz de temporada, el revuelto serrano y las roquetas caseras.
De entre las carnes, punto fuerte de Batán de las Monjas, destaca la punta de solomillo en salsa o al roquefort, el cochinillo, el codillo, la carrillada o las albóndigas y, a la plancha, la pluma, el churrasco, o el solomillo con jamón.
Por último, elaboran postres como el flan de huevo, la tarta de chocolate con galletas, el arroz con leche o la tarta de queso.
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