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Una revista internacional señala este gazpachuelo como el mejor de Málaga
Para la publicación gastronómica TasteAtlas, este histórico restaurante de La Malagueta prepara el mejor gazpachuelo de Málaga
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Gazpachuelo de El Refectorium de La Malagueta
En Málaga hay platos que funcionan como brújula gastronómica, recetas que cuentan quiénes fuimos y por qué comemos como comemos. El gazpachuelo pertenece a ese grupo pequeño y rotundo. Sopa humilde de origen marinero, nacida para calentar manos y estómagos en invierno, hoy ... sigue ocupando un lugar central en la memoria culinaria de la ciudad. Y si hay un restaurante donde este caldo encuentra su mejor versión, muchos miran en la misma dirección: El Refectorium Malagueta.
Situado entre la plaza de toros y la playa de La Malagueta, el local lleva más de medio siglo afinando una cocina que no necesita adornos para convencer. Desde que abriera sus puertas en 1973, su recetario ha cambiado poco: producto impecable, técnica precisa y un respeto escrupuloso por la tradición malagueña. El gazpachuelo resume bien esa forma de trabajar. Un caldo limpio de pescado, una emulsión bien ligada, la patata en su punto y ese equilibrio que permite reconocerlo sin que ningún ingrediente pise al otro.
Gazpachuelo de El Refectorium de La Malagueta
Un plato sencillo que exige precisión
Quien lo conoce sabe que no es una sopa cualquiera. El gazpachuelo reclama paciencia, temperatura justa y una mano capaz de equilibrar la emulsión sin que se rompa. El resultado es un plato que sigue sabiendo a casa, pero que llega a la mesa con un punto de finura que lo sitúa por encima del simple guiso casero. Puede parecer modesto, pero quien lo toma sabe que está ante una pieza clave de la gastronomía malagueña.
Más allá del gazpachuelo
Aunque muchos vuelven al restaurante únicamente por este caldo, la oferta de El Refectorium Malagueta va mucho más allá. La barra, pequeña y muy viva, es uno de sus rincones más queridos: ensaladilla rusa, jamón cortado a mano, anchoas de Santoña, boquerones en vinagre o frituras de manual. En sala, el recetario tradicional aparece en platos como la porra, alcachofas naturales con jamón, menestra, berza o los célebres albondigones, presentes en carta desde hace más de cuarenta años.
La cocina del día se decide mirando a la lonja: salmonetitos, calamaritos, boquerones, pescados a la espalda o a la plancha y mariscos frescos que entran directamente en la pizarra de sugerencias. En carnes, cordero y solomillos que nunca fallan.
Los postres siguen la misma línea clásica: milhojas de nata, tocino de cielo y alguna propuesta que cambia según temporada, siempre en clave casera.
Un clásico que sigue marcando el ritmo
La Malagueta ha cambiado, pero El Refectorium se mantiene como uno de los referentes más fiables de la ciudad. La segunda generación —Belén, Curry y Sergio— conserva el espíritu original con una cocina que no necesita trampa ni cartón. Aquí, lo que manda es el producto y la técnica.
Y dentro de esa manera de entender la mesa, el gazpachuelo ocupa un lugar central. Un recordatorio de que la gastronomía malagueña tiene raíces profundas y que, en manos de quien lo trabaja bien, un caldo blanco puede seguir emocionando.
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