PERFIL
Pompeyo González: el jubilado aprendiz de hacker que envió los sobres bomba
El exfuncionario prorruso contó que quería ser piloto, pero era caro. A sus 74 años usaba correos electrónicos Protonmail cifrados y la red social VK

Los responsables de la operación Konvert -sobre en ucraniano- aún no han encontrado el punto de inicio, el detonante que convirtió a Pompeyo González, exfuncionario del Ayuntamiento de Vitoria de 74 años, convencido prosoviético, en un presunto terrorista, capaz de fabricar y mandar seis artefactos explosivos ... y estar preparando otros más potentes. Según el juez, pretendía alterar la paz pública y obligar al Gobierno a retirar su apoyo a Ucrania. Esa es la teoría. Él no lo ha contado.
«No sabemos cuál es su motivación. Pensaría que había que hacer algo, por su ideología, y que no lo íbamos a coger al ser una persona tan solitaria y no depender de nadie», explican fuentes de la investigación.
Pompeyo, acusado de seis delitos de terrorismo, es un lobo solitario en el sentido más amplio. Vivía solo en un piso ordenado y limpio de 40 metros en Miranda de Ebro (Burgos). No se ha casado, no tiene hijos y se ha autoadoctrinado alcanzando unos conocimientos informáticos sorprendentes para su edad y formación. «Siempre me ha interesado la informática y he ido aprendiendo», contó a los policías de Información durante las horas de registro en su casa.
No es un hacker pero sus conocimientos están por muy por encima de la media. Para contactar con individuos y grupos prorrusos como él utilizaba la red social rusa Vkontakte, el facebook ruso, al que son asiduos todos los delincuentes de esa nacionalidad. Usaba además correos electrónicos Prontonmail cifrados de extremo a extremo y manejaba muchas cuentas de mail diferentes, con varias identidades. Los investigadores hallaron en el registro de la casa decenas de anotaciones manuscritas sobre instrucciones de navegación por Internet y múltiples contraseñas de acceso a sus cuentas de correo.
El uso asiduo de Vkontakte y Protonmail es una de las razones que esgrime el juez de la Audiencia Nacional José Luis Calama para argumentar que el investigado pudiera huir a Rusia con ayuda de ciudadanos de ese país. Consta además que consultaba páginas web como Russiatoday.com; RT, portal de noticias ruso; www.armas.es, portal autodenominado «periódico digital mundial sobre armas en español»; www.química.es; y sputniknews.com. Es decir, los conocimientos para fabricar los explosivos y montar un taller artesanal de bombas en su casa, en el centro del salón, los adquirió de forma autodidacta a través de Internet.
Pompeyo nació en Yudego, un pueblecito de Burgos que hoy no llega a los 200 habitantes. Quería ser piloto de aviación, pero el curso era demasiado caro y no podía permitírselo, contó a los agentes. En los últimos años se había conformado con comprar un dron, un modelo con el que captaba imágenes de pueblos y paisajes burgaleses que luego subía a su canal de Youtube, con escasa actividad y solo cuatro suscriptores. Campos, aviones y estaciones son sus publicaciones más destacadas.
Muy inteligente
El dron, su afición a los aparatos que vuelan, lo había incorporado a la cadena de autoadoctrinamiento terrorista. Los agentes hallaron un dispositivo de carga y transporte que iba a acoplar al aparato supuestamente con intención de lanzar un artefacto más potente.
«Es un tipo muy muy inteligente», insisten los investigadores. «Un ser extraño, sin adscripción a partidos políticos en principio ni asociaciones, sin tacha en toda su vida. Tomaba grandes medidas de seguridad, hasta el punto de que nos llegó a preocupar perderlo cuando ya lo habíamos identificado». Pompeyo tras mandar los envíos con metralla en forma de postas y material incendiario empezó a deshacerse poco a poco de algunas pruebas que podían incriminarlo, según detectaron los agentes que lo vigilaban.
De una de las bolsas de basura que tiró a un contenedor extrajeron su ADN que la Policía Científica pudo cotejar con el recuperado de los sobres y del interior de los paquetes, tal y como detalla el juez en el auto de prisión.
Sin perfil delincuencial anterior, a los agentes les llamó la atención la actitud y el temple del individuo. Lo detuvieron el miércoles, a primera hora de la mañana ante la sospecha de que podía estar preparando un nuevo envío, con un despliegue policial considerable y en plena calle. «Se han equivocado ustedes de persona», les dijo con absoluta calma. «Otro se habría roto, se habría aterrado por decirlo de forma educada al vernos, pero él se quedó impasible», admiten las fuentes consultadas.
En el registro encontraron varillas cilíndricas que pueden corresponder con el mismo tipo de cilindros usados en el pistón incendiario de los artefactos, tornillería de todas clases, muelles similares al percutor de los artefactos y taladros con brocas de precisión que también se corresponden. El kit completo del taller del Unabomber de Miranda.
'La aventura rusa'
Y junto a ese material evidente que le vincula con los envíos, se encontró el rastro de su santuario nostálgico comunista. Un póster de La Pasionaria, un pequeño busto de Lenin, un llavero del Che Guevara y decenas de páginas de periódicos, con curiosidades como una Gaceta del Norte de 1916 con el titular «Victoria rusa y austriaca», otro ejemplar de 1965 sobre una reunión entre EE.UU y dirigentes soviéticos o el libro 'La aventura rusa. Voluntarios mirandeses en la División Azul'.
El juez le atribuye dos delitos de terrorismo agravados por el envío a La Moncloa y a Defensa. «No podemos obviar que quería atentar contra el presidente del Gobierno», recuerdan los agentes. La Brigada de Información de Madrid, responsable de la operación, con la Comisaría General está a la espera de un informe del Tedax sobre el potencial lesivo de cada artefacto. «No era ninguna broma. Llevaban metralla y tuvieron mucha manipulación hasta llegar a su destino».
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