eNTREVISTA
Luis Simón: «Rutte está interesado en que la OTAN debata cómo abordar el desafío que plantea Pekín»
El director del Real Instituto Elcano en Bruselas no duda en su receta ante el acercamiento que España promueve hacia China: prudencia
La relación de Sánchez con China vulnera la hoja de ruta de la OTAN

Luis Simón (Murcia, 1981) es director de la oficina de Bruselas y analista principal del Real Instituto Elcano. Es uno de los investigadores geopolíticos sobre la Unión Europea y España más influyentes en los foros de alto nivel y sus tesis han contribuido a orientar ... políticas y debates tanto en Bruselas como en nuestro país. Ante el acercamiento que España promueve hacia China no duda en su receta: prudencia.
-¿El acercamiento a Pekín que impulsa Pedro Sánchez puede perjudicarnos en la OTAN?
- Mi sensación es que el Gobierno ha planteado el viaje no con motivo geopolítico, en el sentido de utilizar a China como contrapeso ante Donald Trump, sino más bien de inversión y económico. Y, de hecho, ha hecho un esfuerzo por resaltar que no había un trasfondo político ni un intento de instrumentalizar la relación con China geopolíticamente, sino que esto iba de oportunidades económicas. El principal desafío que veo es -por parafrasear a Clausewitz- que puede que tú no estés interesado en la rivalidad geopolítica EE.UU.-China, pero la rivalidad geopolítica EE.UU.-China está interesada en ti. Es decir, éstas dos últimas potencias mirarán tus acciones a través de la lente de su rivalidad. Unos intentando capitalizar tus acciones o declaraciones. Otros tomando nota y pensando en cómo influirte para que las ajustes. Y este es un desafío que afecta tanto a España como a Europa.
La UE parece que ha matizado su posición hacia China buscando rebajar tensiones. Creo que esto se explica porque Europa no puede permitirse una relación de hostilidad económica y comercial con EE.UU. y China a la vez. Respecto a la OTAN, en los últimos años ha promocionado un relato más bien negativo de China, que viene sobre todo explicado por el apoyo que Pekín ha brindado a Rusia en su agresión a Ucrania. Lo que complica aquí las cosas es que parece que la Administración Trump ahora no está tan interesada en promover ese relato porque su prioridad es desescalar tensiones en Ucrania. Y la paradoja es que ese relato en la OTAN estaba promovido sobre todo por EE.UU., y concretamente, por la administración Biden. Dicho esto, entiendo que tanto EE.UU. como la OTAN seguirán refiriéndose a China como un desafío geoestratégico o sistémico. El propio Rutte está intentando resaltar el valor de la OTAN para EE.UU. En este espíritu, parece especialmente interesado en debatir en el seno de la Alianza cómo abordar el desafío que China plantea en ámbitos como la tecnología o la seguridad económica.
-¿Es viable no estar alineados ni con Washington ni con Pekín?
-Yo creo que esto es bastante difícil en un contexto europeo y español. Hay Estados que obviamente van a intentar jugar a no alinearse, a rechazar el marco de la rivalidad EEUU-China, a llevarse bien con ambos. Pero cuanto más se polarice la relación EE.UU.-China y más se extienda su rivalidad a distintos ámbitos -incluido el económico-, más difícil será estar en tierra de nadie. Habrá potencias que por su condición geográfica, su historia o su potencial sí podrán aspirar a un no alineamiento. Rusia, por ejemplo, podría aspirar a jugar a eso. Incluso India. Porque, si bien su relación con China es complicada y tienen varios contenciosos, están alineados en ciertos ámbitos como en el marco BRIC. No creo que la UE y España deban ni puedan entrar en ese juego. Una cosa es no caer en la sumisión a EE.UU., intentar mitigar tu grado de dependencia, firmar tu autonomía, pero otra es la equidistancia o el no alineamiento.
«No creo que la UE y España puedan entrar en el juego del no alineamiento con Estados Unidos»
Nosotros estamos en el lado de EE.UU. Con todos los matices que quieras, pero lo estamos. Por geografía, historia, cultura alineamiento de valores políticos, económicos, etc. Y a quienes no les convenzan esos argumentos y tengan una visión más cínica de las relaciones internacionales les diría que los mecanismos de influencia que EE.UU. puede ejercer sobre Europa y España son mucho más potentes que los que puede ejercer China. Recomendaría prudencia porque parece bastante probable que EE.UU. y China vayan a un choque de trenes, incluido en el ámbito económico. Y si eso es así, EE.UU. esperará que Europa se posicione y podrá incluso presionar a los gobiernos y las empresas europeas para que restrinjan su relación con China o sus inversiones o acceso a China.
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