Otro diputado crítico con Abascal deja Vox por romper con el PP: «Me he sentido una marioneta»
«Me voy porque soy coherente y leal a quien nos votó», afirma el parlamentario balear Agustín Buades
Gabriel Le Senne y el manotazo: ¿ha nacido un nuevo líder en Vox?
A primera hora de ayer, Agustín Buades presentó su renuncia sin previo aviso y después abandonó el grupo de WhatsApp de Vox en el Parlamento de Baleares. A su salida de la cámara, el ya ex diputado arremetió contra la cúpula del partido ... por romper «unilateralmente» todos los pactos con el PP bajo la «excusa» del reparto de menores extranjeros no acompañados. «¿Que me expliquen por qué tienen que romper un pacto entre el PP de Marga Prohens y Vox en Baleares que iba bien y estábamos consiguiendo muchas cosas?», cuestionó Buades, muy crítico con su líder nacional, Santiago Abascal.
La polémica decisión anunciada el 11 de julio fue una sorpresa entre los propios dirigentes regionales. Abascal decidió que el pacto también se rompía en Baleares, donde Marga Prohens era la única líder del PP que gobernaba en minoría, gracias a un acuerdo de investidura de 110 medidas con Vox. Un pacto que desbancó a la socialista Francina Armengol de la presidencia de Baleares tras ocho años de tripartito de izquierdas. «Lo que no puede ser es que desde Madrid tomen decisiones sin avisar y sin darnos explicaciones», sostiene el diputado saliente en conversación telefónica con ABC, tras «soltar el sapo y quedarse ya en paz».
Dos meses después del golpe de mando de Abascal y tras «meditarlo mucho», Buades decide abandonar el grupo parlamentario de Baleares, donde dice que se ha «sentido una marioneta» en manos de «diez personas» de la cúpula del partido: «Esperaban que cada martes apretara el botón y votara lo que ellos decían, pero a mis 65 años ya sólo puedo irme por coherencia».
Buades argumenta que en el acuerdo balear no figura ningún punto donde los de Abascal se opusieran al reparto de menores inmigrantes. Además, insiste en que las competencias en la tutela de estos tampoco son del gobierno autonómico, sino que están transferidas al Consell de Mallorca. Cree que la decisión de Abascal implica un «falta de compromiso» con los votantes y que responde a otros «intereses ocultos».
Buades no deja su escaño para seguir «defendiendo las ideas de Vox» como no adscrito. Y recalca que no se ha dado de baja «porque Vox es mi partido, un partido necesario que defiende a España, la familia y la vida» al que seguirá pagando la cuota de afiliado. Desde la dirección nacional le piden que devuelva el acta y tildan «de excusas» sus explicaciones. En un comunicado, Vox le acusa de no comprender «el ejercicio de coherencia y de compromiso con los ciudadanos» y confía también en que se «deje de alimentar polémicas interesadas y destructivas». Buades responde: «No han entendido la lealtad de una persona con sus votantes. Es un pacto refrendado por los votantes que nos pidieron cambiar un gobierno de izquierdas con un pacto de 110 puntos. Quien permita que ese pacto se rompa sin motivo es el que debe entregar el acta».
El ya ex diputado de Vox no comunicó su marcha al partido ni nadie se ha puesto en contacto después. Sólo sus compañeros Idoia Ribas y Sergio Rodríguez entienden su decisión: «Yo no tengo que avisar a nadie, me debo a las 65.000 personas que nos votaron para que Baleares cambiara de gobierno».
Buades era una de las voces más críticas contra «el ordeno y mando» de Abascal. Hace medio año estuvo a punto de ser expulsado del partido por desobedecer las directrices y por intentar expulsar de Vox a la presidenta regional del partido y al del Parlamento balear, aliándose con otros cuatro diputados autonómicos rebeldes.
La salida de Buades deja a Vox con seis diputados -de los ocho que obtuvo en las elecciones- en el Parlamento de Baleares y agudiza la grave crisis interna que vive el partido en esta comunidad casi desde el inicio de la legislatura. En un año Vox ha perdido dos escaños en Baleares y las crisis no ha cesado. En octubre abandonó el diputado menorquín Xisco Cardona y ahora se marcha Buades. Ambos estarán juntos como diputados no adscritos.
Buades formaba parte del bloque de cinco rebeldes que intentaron en enero expulsar al presidente del Parlamento regional, Gabriel Le Senne, y a la líder en las islas, Patricia De las Heras, que eran los dos únicos diputados fieles a Abascal. El partido les expedientó pero la expulsión no se consumó por una cuestión de aritmética. Si se iban, Vox quedaba desmembrado y en minoría con sólo tres diputados. En los siguientes meses, la dirección nacional logró aparentemente reconducir a Manuela Cañadas y a María José Verdú para volver a ser mayoría: cinco. Los rebeldes Buades, Ribas y Rodríguez fundaron la asociación civil Avanza en Libertad, con la misma ideología que Vox.
La salida de Buades deja todavía más fragmentado el grupo parlamentario. El PP tiene 25 diputados, los mismos que toda la izquierda junta, aunque la presidenta Marga Prohens suele contar con el voto del diputado de Formentera, Llorenç Córdoba, y del no adscrito Xisco Cardona, pero le faltan tres para llegar a la mayoría. Ribas y Rodríguez conforman el grupo rebelde dentro de Vox y van prácticamente por su cuenta, aunque no se han manifestado en público sobre el golpe de mando de Abascal que rompió los pactos con el PP.
El resto de diputados baleares de Vox se mantiene fiel a las directrices de Madrid, aunque hay serias disensiones entre los 'bandos' formados por Le Senne y la presidenta de Vox en Baleares, Patricia de las Heras, y la portavoz Manuela Cañadas y María José Verdú.
Expulsión de Le Senne
La próxima semana se vota en el Parlamento autonómico una moción presentada por la izquierda para expulsar de la presidencia a Gabriel Le Senne (Vox) por arrancar de forma involuntaria la foto de Aurora Picornell, víctima del bando franquista durante la Guerra Civil.
Buades avanza que votará en contra porque no comparte la tesis de la izquierda de que fue un delito de odio. Aun así, opina que la ruptura de Vox con el PP implica que Le Senne deje la presidencia de la cámara, porque es un acuerdo que emana del pacto ahora roto. Le Senne, en todo caso, queda en manos de la voluntad de los populares, que aún no han desvelado su postura definitiva.
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