Medio Ambiente apunta que las lluvias son una «buena noticia» de cara a la campaña de incendios pero con la cautela que exigen los «extremos»
Castilla y León suma ya en este 2024 más de 160 fuegos, que han arrasado con un millar de hectáreas
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Con la prudencia que exigen los extremos climáticos que pueden «cambiar en cualquier momento» las reglas del juego, pero con un buen punto de partida gracias a las lluvias primaverales, la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio mira hacia la campaña de incendios con cierto optimismo.
Así lo expuso ayer el consejero del ramo, Juan Carlos Suárez-Quiñones, que apuntaba a un escenario que de inicio no es desfavorable de cara a esa temporada de riesgo alto de incendios forestales que arrancará el 12 de junio y se prolongará hasta el 12 de octubre.
«Sigue lloviendo y la humedad es una buena noticia». Si bien es cierto que las precipitaciones contribuyen a una mayor vegetación, también hacen que los árboles sean «más resistentes» a las llamas, expuso.
Aun así, no quiso el consejero echar campanas al vuelo en base a la «incertidumbre» que introduce un cambio climático que en los últimos años ya ha puesto en jaque a los espacios naturales, con el recuerdo del verano de 2022 muy presente. Las olas de calor o las altas temperaturas pueden llevar, así, a un panorama más «complejo», apuntó ayer Suárez-Quiñones.
En lo que va de 2024 son ya 163 los incendios forestales registrados en Castilla y León, un 66 por ciento menos que en el pasado 2023. Los mismos ha arrasado con una superficie de 1.054 hectáreas, frente a las 1.900 del pasado año.
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