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Antonio Illán Illán

Este año, en Los Navalucillos, todos ausentes

«Nos quedaremos con las ganas de abrazos, de sonrisas, de palabras amables y de los golondros preparados para la ocasión»

Coronavirus, última hora

Ayuntamiento de Los Navalucillos

El segundo domingo de mayo se celebra en Los Navalucillos, el pueblo donde nadie es forastero, la Fiesta del Ausente y de la Virgen de Herrera. Este año la celebraremos con el corazón y con los recuerdos. Todos seremos ausentes.

Hogaño no habrá turroneros como antaño y tampoco habrá la ocasión para abrazar a los amigos con los que se mantiene la distancia del tiempo y del espacio y que vuelven cada primavera a sonreír con la raíces que nunca se olvidan. El pueblo nos provoca una llamada de afectos. Este año los afectos serán virtuales .

Si otros años, aunque no estemos para romper la troje, no perdonamos el viaje los que somos del lugar y vivimos fuera, este nos quedaremos con las ganas de abrazos, de sonrisas, de palabras amables y de los golondros preparados para la ocasión.

Este domingo de Herrera no habrá procesión, ni banda de música, ni gigantes y cabezudos, ni carrozas. No haremos corrobla. No hablaremos sin parar, sin que ninguno pierda garrota, procurando reír con los trovos de más de quienes se dan a la exageración, como hemos hecho en años anteriores; ya sabemos que no hay gente más imaginativa para el habla que los “ chachos ”. Este 2020 andaremos todo el día barutos en nuestras casas con la mente en los cortos, en la plaza, en la familia, en los amigos. Ausentes todos seremos.

Algunos, los más viejos y los guardianes de la memoria más clara, incluso nos acordaremos del zurriago , aquel caramelo largo y grueso que vendían los buhoneros en este domingo de turroneros. Y de los bailes. Y traeremos a la memoria a dos ausentes con alma, que, aunque se fueron hace ya algún tiempo, siempre están presentes, don Juan, el cura, que fue el promotor de la fiesta, y don José Antonio, el maestro, que le ayudó en el empeño. No habitará el olvido este día de ausencia, en el que tendremos presentes a quienes nos han ido dejando en estos meses últimos de silencio.

Este año no volvemos al pueblo y a la infancia, ni a las sonrisas, ni a las palabras amables de los amigos, ni al brazo al hombro de quienes no nos vemos nada más que Herrera en Herrera.

Y yo me aliviaré reviviendo ese pasado tan nuestro, tan auténtico y tan emocional y tan del pueblo, como el que evocaba don Quijote en su famoso discurso de la edad de oro: “Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío”.

Este año, en Los Navalucillos, TODOS AUSENTES. Pero esto no va a quedar así. Nos conjuramos para en 2021 hacer la fiesta de las fiestas y, luego, si quiere llover, que llueva hasta que el santo beba a buzas. El mejor pueblo del mundo este segundo de mayo sonríe en la blancura de la jara florecida y en los rojos campos de amapolas y amarillos de campanillas.

Antonio Illán Illán , navalucillense y Pregonero.

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