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Mazarulleque, el pequeño pueblo de Cuenca que conjuga historia y vino con sabor artesano

José Manuel Vieco y Maribel Fernández tienen en este pueblo de la Alcarria conquense una bodega-cueva donde nacen Vinos Artesanos Altomira

José Manuel Vieco y Maribel Fernández, responsables de Vinos Artesanos Altomira, en Mazarulleque (Cuenca)
Mariano Cebrián

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Mazarulleque es una pequeña población, con poco más de 50 habitantes, perteneciente al municipio de El Valle de Altomira, dentro de la Alcarria conquense . En las inmediaciones del pueblo se localizan los restos visibles de una villa romana con muros de opus caementicium , donde se encontraron cerámicas y monedas de la época del Bajo Imperio. No en vano, cerca de allí se encuentra Huete, famosa por las minas de lapis specularis , un yeso cristalizado que los romanos usaron como cristal durante los dos primeros siglos de nuestra era.

Como no todo iba a ser trabajar, a los romanos también les gustaba divertirse, algo a lo que el vino ayudaba mucho. Prueba de ello es también la larga tradición vitivinícola que dejaron por esos lares. De hecho, Mazarulleque puede presumir de un buen número de viñas antiguas y bodegas-cueva que hablan de ello. Hasta allí llegó hace unos años un profesor de Geografía e Historia conquense llevado por el amor, no sólo a su mujer, cuya familia es de este pueblo, sino también al pasado y al vino.

José Manuel Vieco es originario de otro pequeño pueblo conquense con tradición vitivinícola, como es Villar de la Encina, pero vive y da clase desde hace años en el instituto Alfonso VIII de Cuenca. Desde allí se desplaza a menudo hasta Mazarulleque, recorriendo los 70 kilómetros que la separan la capital, para hacerse cargo de los viñedos y de la bodega-cueva que heredó de su familia su mujer, Maribel Fernández , que es también funcionaria.

Ella, según comenta jocoso su marido, es la «jefa total y absoluta» de la microbodega que hace unos años crearon entre ambos, ‘Vinos Artesanos Altomira’, algo por lo que ahora sus caldos son conocidos por enólogos y profesionales del sector, incluso en el extranjero, y están presentes en algunos de los mejores restaurantes del panorama nacional, como el ‘Trivio’ de Cuenca, que posee una estrella Michelin. José Manuel, por su parte, es el «maestro» viticultor y el que realiza el trabajo de campo, nunca mejor dicho, para que a la bodega lleguen los mejores frutos para hacer el mejor vino.

Los primeros vinos que elaboraron, más por hobby que otra cosa, fueron en 2005 con uvas procedentes de las viñas de familiares y amigos del pueblo. Pero una cosa llevó a la otra y, a base de viajes, de ser autodidacta y formarse con pequeños grupos productores ecológicos, José Manuel empezó a sacarse otra «oposición»; en esta ocasión no para docente, sino para viticultor. Así es cómo en los años posteriores ya puso en marcha un viñedo propio y hacer sus propios vinos que han sido reconocidos incluso como «muy buenos» por el famoso crítico José Peñín .

Esta pequeña bodega trabaja sobre todo con Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Syrah y Moscatel. Pero, en ese esfuerzo por hacer vinos diferentes, comenzaron a hacer pruebas con variedades autóctonas y minoritarias, como la Malvar, la Torrontés, la Garnacha y la Crujidera o Moravia, recuperando así los majuelos viejos de la comarca, que ahora van mejorando de añada en añada.

«Calidad antes que cantidad»

Las cosas empezaban a funcionar y, animados por ese buen hacer, José Manuel y Maribel decidieron abrir una bodega nueva y más moderna en 2018, aunque siempre con la idea de «calidad antes que cantidad». De este modo, ‘ Vinos Artesanos Altomira ’ produjo en 2020, por ejemplo, unas 8.000 botellas en total, pero de la última añado saldrán incluso menos, unas 2.000.

Más allá de su pasión por el vino, este matrimonio lo que busca es dar a conocer Mazarulleque y el patrimonio cultural, histórico y natural de todo el Valle de Altomira. Por eso, al proyecto enológico, se suma el enoturístico. «Somos unos enamorados de nuestra tierra, sus olores, colores y sabores y luchamos con todas nuestras fuerzas por mantenerla viva dentro de la España vaciada», aseguran.

Mazarulleque se encuentra dentro de una ZEPA ( Zona de Especial Protección de Aves ) y cerca hay restos de villas romanas, además de castillos almorávides y las 70 cuevas con las que cuenta el pueblo, de las cuales unas 40 están rehabilitadas y una docena producen vinos, incluso con tinajas del siglo XVII. Todos estos lugares son los que muestra José Manuel a los visitantes que se acercan a su pequeña bodega, a los que agasaja al final con una cata de sus ricos caldos.

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