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Abascal sitúa a Sánchez como el «capo» del caso Koldo

El presidente del Gobierno evita contestar a las preguntas del líder de Vox y contraataca: «Cobraba 90.000 euros sin saber bien a qué se dedicaba»

Acotaciones de un oyente | Canción de hielo y fango; por José F. Peláez

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El presidente de Vox, Santiago Abascal, este miércoles, en la sesión de control del Congreso al Gobierno Ep
J. Casillas

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El presidente de Vox, Santiago Abascal, ha intentado sin éxito que el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, diese explicaciones sobre el caso Koldo este miércoles, en la sesión de control del Congreso al Gobierno. El secretario general del PSOE no tenía en la manga el comodín de la investigación fiscal al novio de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, pero tampoco ha respondido a las cuestiones sobre su mesa y se ha dedicado a enfangar el debate, sembrando sospechas sobre la «ejemplaridad» de su interlocutor y la financiación del partido que dirige.

Abascal ha señalado a Sánchez como el «capo» del caso Koldo, al que habitualmente se refieren en Vox como propio de una «mafia», y le ha preguntado expresamente por qué no se inhibió cuando se debatió en el Consejo de Ministros la concesión del rescate a Air Europa, aerolínea con la que se reunió Begoña Gómez, su mujer, junto a Víctor Aldama, uno de los comisionistas de la trama que salpica ahora al Ejecutivo y al PSOE. Koldo García, asesor de José Luis Ábalos en sus años de ministro de Transportes y secretario de Organización socialista, da nombre al entramado.

Si Sánchez ha respondido antes a Alberto Núñez Feijóo activando el ventilador hacia Díaz Ayuso, Abascal no ha tenido mejor suerte. Primero, el presidente del Gobierno se ha retrotraído a sus años en el PP para recordarle que trabajó en una entidad pública en la que cobraba 90.000 euros al año «sin saber bien a qué se dedicaba». Después, ha reciclado las dudas hechas públicas por Macarena Olona respecto a la financiación de Vox y ha apuntado que «ha desviado» siete millones de euros a su fundación, Disenso, que el propio Abascal preside «de forma vitalicia».

No ha habido oportunidad a la réplica ni la contrarréplica porque ambos han agotado su tiempo en su primera intervención. Abascal le había echado en cara la ley de amnistía, que previsiblemente se aprobará en el Congreso este jueves, y ha afirmado que su Gobierno solo sirve «como amparo de delincuentes y enemigos de España de toda condición». La presidenta del Ejecutivo, ha dicho Abascal, es en realidad la portavoz de Junts en la Cámara Baja, Míriam Nogueras; la «correveidile» del prófugo Carles Puigdemont y, según él, también de Marruecos.

Aunque evidentemente Núñez Feijóo no tenía capacidad de respuesta, puesto que solo pregunta en la sesión de control la oposición al Gobierno, Abascal también se ha dirigido a él. «Se ha hartado de pedir la vuelta del PSOE de siempre y ahí lo tiene: el de la corrupción y los pactos con el separatismo», ha apuntado el dirigente derechista, crítico con la reunión con mediación europea entre el ministro de Justicia, Félix Bolaños, y el popular Esteban González Pons para negociar la renovación de los vocales del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

«Ningún documento justificativo»

En la sesión de control también ha dirigido una pregunta relacionada con el caso Koldo la portavoz de Vox en el Congreso, Pepa Millán, al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Quería saber la diputada por qué no consta «ningún documento justificativo» sobre el pago de 3,5 millones de euros por mascarillas compradas a la empresa Soluciones de Gestión y Apoyo a Empresas SL, la implicada en la presunta trama de mordidas. Nada. «Cuando el juez le pide información, sorpresa, los correos han desaparecido», ha incidido Millán, quien ha recordado que también se esfumaron los teléfonos intervenidos en el caso Mediador, el del Tito Berni, cuando estaban bajo custodia de la Policía Nacional.

«No conozco a nadie con más suerte que un socialista imputado, deberían cambiar la rosa de su logo por un trébol de cuatro hojas», ha ironizado Millán. El titular de Interior, tres veces reprobado por el Parlamento, se ha limitado a decir que los contratos fueron legales y que los revisó como corresponde el Tribunal de Cuentas sin hallar ninguna irregularidad.

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