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terrorismo

El recuerdo de Pardines acaba con ETA

El guardia civil de Tráfico José Pardines fue asesinado por la espalda por el pistolero Txabi Etxebarrieta, que iba drogado. Así empezaba medio siglo de terror

El recuerdo de Pardines acaba con ETA oscar corral

j. pagola/ p. Muñoz

«Los etarras ponen a sus comandos el nombre de terroristas que resultaron muertos cuando querían matar; nosotros honramos a nuestros héroes con operaciones como esta» . Así se expresan medios de la Guardia Civil para explicar por qué la operación que ha supuesto el golpe letal a ETA lleva el nombre de Pardines, en homenaje al agente de Tráfico asesinado el 7 de junio de 1968. Durante años José Pardines figuraba como la primera víctima del terrorismo etarra . Después , ABC desveló que la siniestra lista la abría la niña Begoña Urroz, de poco más de un año de edad. Murió como consecuencia de una bomba colocada el 28 de junio de 1960 en la estación de Amara, de San Sebastián. La organización criminal no se atrevió a reivindicar el crimen. Ello, unido a la escasa información dada en su día por el régimen franquista contribuyó al olvido.

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José Pardines era un joven de 25 años, soltero, hijo y nieto de guardias civiles, natural del municipio coruñés de Malpica de Bergantiños, que desde hace tiempo le honra con una calle a su nombre. Aquel fatídico 7 de junio dirigía el tráfico en la carretera Nacional Uno, a la altuda de la localidad guipuzcoana de Villabona, en un tramo cortado por obras. Una intuición le hizo dar el alto a los dos ocupantes -Txabi Etxebarrieta e Iñaki Sarasketa- de un Seat 850, matrícula de Zaragoza, sin conocer, obviamente, que se dirigían a Beasain para recoger un cargamento de dinamita y reunirse después con el cabecilla Eustaquio Mendizábal, «Txikia».

Varios disparos para rematarlo

El agente les pidió la documentación para comprobar los datos. La matrícula era salsa. «Si lo descubre, lo mato», balbució Etxebarrieta a su compañero. «No hace falta, lo desarmamos y nos vamos», respondió Sarasketa , según confesaría éste años después. «Si lo descubre, lo mato», reiteró el etarra. José Pardines estaba en ese momento de espaldas y de cuclillas, comprobando el bastidor. Entonces, Taxbi Etxebarrieta se le acercó y le disparó por la espalda. Cayó bocarriba y vació contra el agente, ya moribundo, el cargador.

Inmediatamente ambos etarras se dieron a la fuga. Como consecuencia del posterior despliegue de la Guardia Civil, fueron localizados en Tolosa. Tras un tiroteo iniciado por los etarras, Etxebarrieta resultó muerto y Sarasketa, detenido. En 1977 se benefició de la amnistía general.

Vencedor, Pardines; vencido, su verdugo

En la gran mentira que supone el relato de 50 años de terror, Etxebarrieta es presentado por la versión filoetarra como el «intelectual» y el «poeta » del «movimiento de liberación nacional vasco». El «poeta» que asesinó por la espalda, y motivado por estupefacientes, al joven José Pardines. Etxebarrieta es, 47 años después, la primera baja de una ETA muerta que no ha conseguido ninguno de sus objetivos. Y sí mucho sufrimiento. 47 años después, José Pardines es el «héroes» recordado por sus compañeros que han dado el golpe letal a la banda. En este capítulo que ha escrito la Guardia Civil con la detención de Iratxe Sorzábal y David Pla, sí hay un escenario final del terrorismo etarra, con vencedores -Pardines- y vencidos -Extebarrieta- .

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