terrorismo
¿Por qué el Gobierno de Navarra lamenta que un exetarra deje de dar clases?
La Policía descarta que Fermín Sánchez Agurruza, que abandonó en febrero su puesto de docente en un instituto público, esté liderando una escisión de ETA partidaria de la «lucha armada»

La desaparición voluntaria, el pasado 24 de febrero, del ultrabatasuno Fermín Sánchez Agurruza, desató hace unos días la alarma en determinados medios, que especularon con la posibilidad de que hubiera pasado a Francia con la intención de encabezar una escisión en ETA para reanudar la actividad terrorista. Las Fuerzas de Seguridad, que conocen desde hace tiempo la tendencia visionaria de este profesor, descarta, a fecha de hoy, esa hipótesis. Sorprende, no obstante, que el Gobierno de Navarra, que le ha abierto un expediente por falta muy grave, haya lamentado la espantada, cuando en realidad debería alegrarse de que este sujeto haya dejado de adoctrinar a los alumnos del instituto público de la localidad de Urdax.
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La medida anunciada hace unos meses por el Gobierno de Rajoy para modificar la Ley e impedir que terroristas y proxenetas, una vez cumplida la pena, puedan incorporarse a la labor docente está pensada para alejar a los estudiantes de individuos como Fermín Sánchez Agurruza. Sus antecedentes terroristas justificarían esta ley de alejamiento. De entrada, en 1987, fue elegido concejal de Herri Batasuna en Ansoáin. En 1992 huyó a Francia tras la desarticulación del «comando Nafarroa», ya que había ocultado a sus dos «liberados», Javier Goldaraz, «Muelas», y Santiago Díez Uriarte, «Tirillas». Tres años después fue detenido y condenado a diez años de cárcel por pertenencia a asociación de malhechores. En 2003 fue puesto en libertad. Un año después, en 2004, ya estaba dando clases en el instituto público de Urdax.
Las excentricidades del iluminado Fermín
El pasado 24 de febrero decidió desaparecer, no sin antes dejar a sus alumnos, a modo de despedida, un ejemplar en euskera de «El Señor de los Anillos» y una estrella de cinco puntas junto a la frase «la estrella nos iluminará el camino». De la que no debió de despedirse fue de su mujer, que preocupada por la desaparición, puso una denuncia ante la Policía. Alguien le debió de llamar de inmediato, porque al poco tiempo la retiró.
Se da la circunstancia de que Sánchez Agurruza es uno de los promotores del grupúsculo Ibil (Caminar) que desde el sector más ultra ortodoxo de la «izquierda abertzale» defiende el regreso de la actividad terrorista de ETA. Ello debió de ser lo que hizo saltar las alarmas en determinados medios. El embrión de Ibil fue la ponencia «Hoz y Martillo» que durante el debate Batasuna promovía las tésis marxistas leninistas, que resultaron derrotadas.
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