Levante la mano quien lo quiera cambiar
Ahora queda trasplantar a la Champions un esqueje de la Liga para que todo vaya perfecto, versión Asteasu de la perfección.
Lamela lucha por el balón con Aidoo
El mayor elogio que se le puede hacer a un entrenador es que el cambio de muñecos no afecte para nada al funcionamiento del equipo, que este siga siendo eficaz de manera independiente a quien esté en el campo, si el titular o el pasante. ... Con Julen Lopetegui todos aburren igual y ganan de forma similar. Y lo hacen con tanta frecuencia que han convertido al donostiarra en el entrenador con más victorias de la historia del Sevilla y en el responsable de que con ocho jornadas disputadas, y otra pendiente, sólo se hayan encajado tres goles. Todos en el primer tiempo, por cierto. Lo que son las cosas, cuando el grupo es más amarrategui.
Ahora queda trasplantar a la Champions un esqueje de la Liga para que todo vaya perfecto, versión Asteasu de la perfección. Porque en Europa no se gana, se empata, y la solidez demostrada en Vigo con una defensa diezmada y deformada puede no ser suficiente para derrotar al Lille, en un partido clave para la suerte clasificatoria del equipo. Espera el colista del grupo, el undécimo actual en la Liga francesa, el equipo que encaja una media de 1.5 goles por partido, cinco veces más que los sevillistas.
La debilidad defensiva gala pide mucho remate a puerta. Eso no asegura nada, que en Granada sobraron las oportunidades y se salió escaldado, pero evita tener que confiar en hacer un gol con media ocasión, como en Balaídos. No siempre dos rebotes defensivos al segundo disparo a puerta en 55 minutos van a posibilitar los tres puntos. Más posibilidades hay de acertar el euromillón con una apuesta.
Resulta irrelevante que para la cita en el Paso de Calais Julen recupere personal en todas las líneas del equipo. No cabe esperar con ello mejor circulación de balón, mayor precisión en el pase, buenas triangulaciones, desmarques continuos y ambición rematadora. Eso en todo caso es un anhelo por parte de los aficionados, muchos de los cuales recuerdan aún las épocas en las que buen juego, entendido este por divertido, y resultados no eran términos antagónicos. Hoy, se gana más que nunca y se juega peor que muchísimas temporadas. Que levante la mano quien lo quiera cambiar.
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