Sevilla FC - Real Madrid: Un quiero y no puedo

Un Sevilla poco eléctrico en los metros finales cayó ante el Madrid en Nervión en una jugada fatal protagonizada por Bono con la «ayuda» de Vinicius

Ocampos remata de manera acrobática R. Doblado

Hubo un momento en el que el Sevilla (sírvase para entender lo que ocurrió ayer en Nervión) pareció un equipo de balonmano jugando en horizontal. De izquierda a derecha, y viceversa; un poco en el centro, y otra vez a la derecha; o a la ... izquierda. Sin metros que correr hacia adelante, el equipo abusó del toque/toque porque no tuvo forma de adentrarse en el área del Madrid, no por mérito de los visitantes, flojitos en casi todo, sino porque a los sevillistas pareció faltarle ayer el ritmo necesario, la chispa adecuada y la electricidad precisa para competir. Lo previsible no está de moda en el fútbol actual. El movimiento continuado sin romper líneas apenas sirve para ganar la posesión de balón y para creer que puedes tener controlado la nada. Ayer se vio. El Madrid, cabizbajo y con cuatro cositas, salió victorioso de Nervión con un fútbol ordenadito atrás y con la mejor química de algunos de sus hombres arriba, caso de un Vinicius que provocó el error de Bono para poner en el marcador el definitivo 0-1. Hay veces, como ayer, que una jugada puede definir un partido completo: «Llega el balón a Vinicius, lo toca ligeramente... Y, cuando parece que se va lejos de la meta, lo toca Bono para meterlo dentro». La acción fue el quiero y no puedo; el voy, pero me quedo.

El Sevilla, con Lopetegui al mando, decidió poner los huevos en un mismo canasto y se quedó sin nada. Ni ante el Chelsea, ni ante el Madrid. Seguramente, el técnico sevillista sabía que la apuesta podría salirle cara, pero lo que no podría imaginarse es que su equipo olvidaría la personalidad ganadora (aunque perdiera), competitiva (aunque el rival corriera más) y creativa (aunque el contrario se encerrara atrás). Lo que va entre paréntesis, por cierto, no fue el Madrid. Los de Zidane se llevaron los tres puntos, sí, pero con poco, muy poco.

El partido comenzó con un susto para el Sevilla con una jugada que trató de culminar Vinicius sin éxito. No se había cumplido ni el primer minuto de juego, y los locales ya estaban mirando el balón de un lado a otro. Los dos equipos, quizás, en el ánimo de evitar problemas atrás, optaron por hacer una presión muy alta para buscar el error del rival. El que mejor lo entendió fue el Madrid. Con Kroos como maestro de ceremonias, el alemán a punto estaría de meter el balón en la escuadra tras un robo de balón previo. Lopetegui no paró de pedir tranquilidad a sus jugadores, una calma que llegaría tan sólo cuando el colegiado del encuentro, Sánchez-Martínez, pitó el final de la primera parte.

En la segunda, y si bien los de Nervión evidenciaron en los primeros minutos que acababan de recibir una charla motivadora y exigente de su técnico, el duelo entraría por los mismos derroteros: el pase horizontal en los sevillistas y los dos o tres pases en vertical de un Madrid que con muy poco se ponía de cara ante Bono. De esta manera, con el cuadro de Zidane buscando el oxígeno necesario para cortar de raíz una crisis mantenida en las últimas semanas, llegaría el único gol del encuentro. Vinicius, espabilado dentro el área pequeña, miró para un lado y tocó la pelota... Con tan mala suerte para Bono, que acabaría metiéndola dentro de la portería. Minuto 55. El grito del gol se escuchó en la parte de la grada en la que estaban situados los suplentes del Madrid, eufóricos con Marcelo al mando. Nadie quedó sorprendido. Visto lo visto, y analizando lo que había hecho uno (nada) y otro (un poquito), el resultado podía ser considerado justo.

Luego, y con 35 minutos por delante, y cuando en clave sevillista se podía esperar un algo, un pequeño resurgir, lo que llegó, con varios cambios efectuados por Lopetegui, fue más de lo mismo, un quiero y no puedo, un voy, pero me quedo. El Madrid le dio el balón al Sevilla, pero el Sevilla siguió sin saber qué hacer con él. Siempre, en horizontal. Un quiero, y no puedo...

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