El rincón de Cazón Palangana

Córdoba - Sevilla: ¿La Copa mola? La Copa muele

Ajú, qué bien vamo a dormí

«No debí tomarme la última copa», solemos pensar en esas mañanas resacosas en las que echas la vista atrás, como exprimiendo tu seco cerebro, y recuerdas que tu yo-del-pasado se tomó ayer veinte cervezas en la comida, dos chupitos de licor de ... hierbas en el postre, tres cubatas en la merienda y una copa de balón justo antes de marcharte a casa. Algo similar debió pensar hoy un Sevilla que, tras agarrarse a la última oportunidad de clasificarse para la siguiente fase de la Champions y luchar por permanecer en los puestos nobles de la clasificación liguera, se encontró con este derbi andaluz en la primera ronda del torneo de la Copa del Rey.

Como si el Sevilla no tuviera bastante con lo suyo, ahora tenía que jugarse una eliminatoria a partido único en el estadio del Córdoba, que está donde FIBES, pues un poco más pallá . Para afrontar este marroncillo copero sacaba Lopetegui un once inédito en el que llamaban la atención Gudelj y Rekik como pareja de centrales (como pa meter la pierna ahí, que parecen los que lanzan los cuchillo en el circo) y el joven Iván Romero como punta de ataque (sueñan los canteranos con ser Romero).

La primera ocasión clara del encuentro la tuvo el Córdoba. Gran jugada de Simo, que tiene pelaíto de chavalito motivao de `Fama, a bailar´, que puso un buen centro a la cabeza del delantero cordobesista para que Dmitrovic, de amarillo jindama, despejara con la manopla el balón a córner.

El Sevilla, mientras, se dedicaba a intentar que le pitaran penalti. Parece que no se han enterao de lo que dijo Ancelotti (el mirilla) en rueda de prensa, que ahora no se pitan los penaltitos. Primero lo intentó Iván Romero, echándose al suelo al notar un contacto parecido al de Alaba a Ocampos en el Bernabéu. Luego fue Óscar Rodríguez, el que se lanzó de cabeza a la piscina nada más notar la presencia del defensa del Córdoba. Cuando se enteren de que chutando a puerta se puede marcar van a flipar.

El canterano sevillón lo intentaba con un tímido disparo, aunque sin alcanzar puerta. Lopetegui le pedía más intensidad a Delaney y le pidió tanta que el jugador pidió el cambio mareao. Esperemos que no sea nada porque el danés salió del campo ayudado por los médicos y se sentó en el banquillo con la cabeza entre las piernas, como al que sacan de la caseta sus colegas porque está to morao y lo sientan en el bordillo pa que le dé el aire, aunque pase el de lipasam y se lleve un chorrazo de agua y zotal en tol boquino.

El primer disparo a portería del Sevilla llegó a balón parado. Munir remató al centro de la portería para que Felipe hiciera una insegura palomita. Fin de una primera parte para olvidar, con sensación de que este partido sobra y en la que saco una conclusión: hay que tirarle más a Felipe.

Lopetegui, en la segunda parte, hacía como un veinteañero frente al espejo, sacar músculo. Salía el hombre del famoso penaltito, Lucas Ocampos y el hombre que más que sacar músculo necesita meterlo, Diego Carlos.

El Sevilla metía una marchita más. Munir, teñío como el atracador al que está buscando la policía, lo intentaba gambeteando y disparando en el área. Iván Romero probaba suerte por arriba, de cabeza, y por abajo, desde el suelo tras recibir otro penaltito de los que no se señalan.

Lopetegui, preocupado, sumaba un tic más a su muestrario de gestos nerviosos. Al multipestañeo, a la uña comía, a tomarse el pulso en el cuello y a los brazos cruzaos a nivel sobaquero, se une el chicle invisible, un gesto mandibular, como masticando aire. El bueno de Julen sacaba a Rafa Gomina Mir para tratar de aportar gol, y lo logró. El acicalado delantero remataba a las mallas la primera ocasión que tuvo. Lástima que estuviera cuatro metros en posición adelantada.

También salía al campo el Papu Gómez, nuestro Hasbulla, nuestro chavalito con cara de tener 28 pa 43 años, para sumar calidad sobre el verde. Agitaba el Sevilla la zona atacante y se sucedían las ocasiones. Comenzaban a sonar los uys en los hogares palanganas y, en la grada, un «mucho Beti, mucho Beti», intercalado con un «sevillista el que no bote» y aderezado con un «fruta Sevilla». Cánticos que hacía presagiar gran bajío para la parroquia cordobesista.

En el minuto 90 se metía el Papu entre los defensas blanquiverdes, culebreando, para darle un gran pase a Munir, pero, sorpresa, Felipe también para. Por si le faltaba algún cántico gafe, la grada cordobesista entonaba el «a por ellos, oé». Dios se apiade del Córdoba.

Se acababa la segunda mitad y se llegaba a la prórroga. Se confirmaba que el partido copero era incómodo, hasta el punto de tener que jugarla con la pareja de centrales titulares: Diego Carlos y Koundé.

Comenzaba la prórroga con otra buena ocasión de Rafa Gomir, que estrellaba el balón en el poste. Ah, que no vale, que también estaba en posición adelantada. Los primeros minutos extra eran un asedio sevillón. Felipe tenía más trabajo que el psicólogo de Gran Hermano. El Papu, que hoy más que el Papu era el Messi Gómez, ponía a prueba al cancerbero cordobesista. Rafa Gomir, también, disparando varias veces desde fuera del área, pero el arquero aguantaba el tipo.

Comenzaba la segunda mitad de la prórroga con la grada cordobesista diciendo «sí se puede». Esta acumulación de cánticos gafe tenía que tener su efecto. Y así fue. Ocampos se plantaba delante de Felipe y, fallando por no darle al balón, regateó al arquero para marcar a puerta vacía. Luquita lo celebró abriendo los brazos y mirando a la grada como diciéndoles: «¿veis lo que pasa, criaturas?»

Todavía le iba a dar tiempo a Felipe de seguir callándome la boca. Paradón el que le hizo a Rafa Gomir en los minutos finales. Tiene la barba pintá a lápi, pero Felipe es portero.

Final del partido. El Sevilla logra clasificarse para la siguiente ronda tras ganar por la mínima a un gran Córdoba tras 122 minutos jugados a enorme intensidad. Además, se trae de vuelta a varios lesionados. ¿La Copa mola? La Copa muele.

El tuitaso

Artículo solo para suscriptores
Únete a la pasión por el Sevilla FC
Mensual
4 meses por
Anual
1 año por

Renovación automática | Cancela cuando quieras

Ver comentarios