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Valladolid - Sevilla

Un héroe inesperado

Un gol de Bono en el 94 rescató un punto para un Sevilla que había merecido más ante un Valladolid que se adelantó de penalti por medio de Orellana

Bono celebra el gol ante el Valladolid AFP
Jaime Parejo

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Los partidos, como las películas, tienen un guión previamente establecido en el que los directores (en este caso los entrenadores) van adaptando a sus intereses una historia para que el resultado final sea acorde a lo que buscaba desde un inicio. Sin embargo, muchas veces ... en las historias aparecen héroes inesperados que dan un giro radical a una narración que parecía abocada a un objetivo inevitable. Ayer, en el José Zorrilla, ese héroe inesperado fue el que muy pocos esperan que se ponga la capa y el antifaz antes de los créditos finales. Ese fue Bono, portero disfrazado de delantero que surgió cuando el duelo agonizaba para meter en la red de su homólogo en el Valladolid un tanto que rescataba un punto para el Sevilla en un duelo en el que pudo hacer más méritos que su rival para ganar, pero en el que no gozó del acierto que sí tuvo un portero. El conjunto sevillista estaba en inferioridad en el marcador merced a un protagonista vestido de villano como Diego Carlos, que arrolló por detrás en colaboración con Rekik a Weissman para provocar un penalti que el VAR tuvo que advertir al colegiado el encuentro. Lo intentó con mayor o menor fortuna el Sevilla en la segunda mitad, atricheró al Valladolid, incluso remató al poste, pero fue Bono, héroe inesperado, el que acertó a rematar con su izquierda el tanto del empate en el último suspiro. Cosas de las películas, digo del fútbol.

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