Castro, a Unzué: «Claro que la vida vale la pena»

Castro comenzaba su disertación hablando de la importancia de este galardón: «El Dorsal de Leyenda es muy importante. Lo demostramos con el cariño que le ponemos con este acto. El dorsal no es sólo especial, en 2009, no hemos dejado de dárselo a quienes lo merecían. Quienes están aquí, están para alegría del sevillismo. Este acto nos singulariza en el fútbol español y ponemos en realce lo más granado de nuestro pasado«, comenzaba el máximo mandatario del club.

«La felicidad es doble», proseguía, «el dorsal se le entrega a Juan Carlos Unzué: 257 partidos defendiendo el escudo del Sevilla Fútbol Club. Un rendimiento sobresaliente y una profesionalidad asombrosa. Tanto es así que tuvo que llegar Andrés Palop, palabras mayores, para disfrutar de un portero como Juan Carlos Unzué. Llegó a Nervión en el 90, y soy de todos los que piensan que tenemos un lugar en el mundo para brillar. El de Juan Carlos Unzué no cabe duda que fue el Sevilla. Pudo ser en Pamplona, Barcelona, Madrid... pero fue Sevilla. Porque en Sevilla tenía que ser y con eso está todo dicho. Es especial vivir un día como el de hoy. Qué suerte la nuestra y la tuya, Juan Carlos, que Sevilla te haya adoptado para siempre y te queramos tantos. Eres uno de los nuestros. Podemos hablar de tu competitividad, de tu tremendo espíritu de superación en el que fuiste ídolo para varias generaciones que querían volar como tú volabas«, decía el presidente del Sevilla.

«A tu lado personal, es bueno recordar la frase que hiciste propia: »Donde el rival pone el pie, el portero pone la cara«. A ti te han puesto el pie, pero sigues siendo el porterazo que fuiste en el Sevilla FC. Pusiste la cara y nos eriza la piel cuando supimos que tienes ELA desde 2020. Estás poniendo la cara y nos ofreces una lección de vida y superación que asombra y abruma. Eres la casta y el coraje , un verdadero emblema de la esperanza y el optimismo, y eso es muy grande. Claro que la vida merece la pena, Juan Carlos. Y nos lo estás demostrando. Te escuché decir que en la vida no había que dejar de ser valiente. Gracias por haberlo hecho con esa tierna sonrisa tan tuya que a la vez es la nuestra. Nunca un dorsal de leyenda ha sido tan merecido. Ahí está, ese es, Juan Carlos Unzué«, cerraba Castro.