Pendientes del míster Ómicron
Tanto se ha animado el virus, que se ha hecho entrenador y va a comenzar 2022 confeccionando las alineaciones en Liga y Copa del Rey
Los jugadores del Real Betis, en un entrenamiento celebrado en el estadio Benito Villamarín
Ya nos habían advertido los virólogos que el Covid-19 había venido para quedarse y que dependiendo de hasta donde llegara su espíritu transformista lo haría mostrando una cara aviesa o tranquilizadora. Lo que no nos dijeron es que, mientras decide si incrementa su letalidad ... o se resigna a perpetuarse como un simple resfriado, iba a profesar el intrusismo profesional y a ejercer con amplios poderes en parcelas tan distintas como la hostelería y el ocio, el comercio o el deporte. Y tanto se animó, que su retoño Ómicron se ha hecho entrenador y va a comenzar 2022 confeccionando las alineaciones en Liga y Copa del Rey. Ya pueden Manuel Pellegrini y Julen Lopetegui buscar otro trabajo.
Aunque en las últimas horas el Betis ha empezado a recuperar efectivos como Álex Moreno o Borja Iglesias, no es seguro que puedan ser de la partida mañana contra un Celta que en las últimas horas, gracias al recorte de las cuarentenas, trataba de rebañar efectivos en la sala de contagiados de su enfermería antes de viajar a Sevilla. El fondo de armario heliopolitano ya le permitía, en el peor de los casos y de no surgir más bajas, disponer de una alineación de garantías, lo que unido al momento que atraviesan los contendientes no hacen sino acentuar el favoritismo de los de Pellegrini, resignado de cualquier forma a que míster Ómicron le «sugiera» la formación de salida.
Al igual que en el Benito Villamarín, el virus decidirá las pizarras en el Cádiz-Sevilla en el Ramón de Carranza, antigua y actualmente Nuevo Mirandilla. A mitad de semana ganaban 5 a 4 los de Álvaro Cervera en la cancha covidiana, marcador que de darse el lunes sería de traca gorda, dado que los locales marcan poquísimo en casa y los sevillistas apenas encajan como foráneos. Los de Lopetegui tienen bajas en todas las líneas, pero repuestos de sobra no sólo para jugar junto a la Caleta, sino también tres días más tarde en Zaragoza, donde le espera un histórico del fútbol español, quien ya lo apeó de la Copa en la temporada 92-93, que yo lo vi.
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