Betis - Ludogorets: ¿Humor o jugón?

Bueno, al lío. Pellegrini sacaba un once con rotaciones pero siempre con alguno de sus puntales en cada zona del campo. Lo que mi ingeniero quiera, por él me voy al Ikea sin reloj ni móvil, me da igual perderme. Lo digo a boca llena.

El partido empezaba con el Betis dominando pero sin disparar a puerta, mostrando dominio. Y lo primero fue una jugada de Luiz Henrique, que tiene más peligro que la factura de la luz. Se metió entre dos, lo derribaron pero el ni el árbitro ni el VAR vieron penalti. Vamos, no lo vieron porque estarían mirando a la grada, porque claro fue. El Betis fue poco a poco relajándose y haciendo que el Ludogorets fuese cogiendo confianza. De hecho, en el minuto 22 llegó el primer aviso serio: un disparo que Bravo tuvo que desviar con un paradón a córner. Los búlgaros empezaban a dominar, pero este Betis es un poco rebelao , y cuando le tocan un poquito la moral se gira bien rápido. Dos minutos después, Luiz Henrique, otra vez, se inventa una jugada dejando atrás a dos defensas, dispara y se la saca el portero, en el rechace le cae el balón al mago Canales en el borde del área, que dispara obligando a otro paradón del portero, jartible , le quedó el rechace a Miranda que en un semichut hizo que le le quedara a Luiz Henrique para rematar de cabeza a placer y de paso llevarse un patón. Se adelantaba el Betis.

Poco después, en el 28, Bravo hizo el paradón del partido en un voleón, no los de Pepe Elías, sino otro tipo de voleón casi a bocajarro y la sacó cuando parecía que entraba. Yo hago eso y me llevo una semana de baja.

Avanzaba el partido y llegaba uno de los momentos cumbres. En el 39, Miranda le deja el balón a Joaquín, y desde la esquina del área se inventa un golazo que a alguno que otro más que golazo le sentaría como un puñal. Y es que Joaquín sólo sabe responder de una manera: jugando al futbol, marcando golazos, disfrutando y sonriendo, siempre sonriendo, y eso, a alguno que otro le escuece demasiado. Así que lo mejor es mandar abrazos y mucho cariño.

Cuando parecía todo encarrilado, una falta en el descuento llegó el buen gol del Ludogorets de falta justo antes del descanso para crear dudas.

Se reanudaba el partido, y poco tardó en avisar el Ludogorets con una contra peligrosa y otro paradón de Bravo que cogió un mosqueo que parecía que le pidieron una Mahou en vez de una Cruzcampo.

El Betis volvió a retomar el dominio y después de varios avisos, llegó la jugada del mago Canales, que le salen los caños hasta sin querer y cruzó el balón llevando el tercero al marcador. ¿Llegaba la tranquilidad? Pues no, eso con el Betis es imposible, ni con el de Pellegrini, que son palabras mayores.

Parecía que el resto del partido iba acabar sin mucha historia pero entre la lesión de Luiz Felipe, esperemos no sea nada, y la ovación a Joaquín, llegó la jugada aislada en el 75 donde los búlgaros se metían de nuevo en el partido. Disparo de Rick, vamos, Ricardo de to la vida, desde fuera del área y marcó el segundo. Quedaba un cuarto de hora, los búlgaros pesaos y sudores fríos de una victoria que no se podía escapar.

Nos estaba creando demasiado peligro el Ludogorets, el Betis tampoco jugaba a cerrar el partido y el susto gordo llegó en el 92. Se queda solo solito más que Marco en el día de la madre delante de Bravo y disparó fuera, menos mal.

Se pasaron apuros al final, pero lo importante es que se ganó. Otros 3 puntos, líder de grupo y ahora a por el Girona, a ganar antes del parón. A reventar el Villamarín.

Venga a ustedes.