Sevilla - Betis
El despertador del derbi le sonó antes al Sevilla (2-1)
Rakitic, de penalti, y Munir adelantan a los de Lopetegui en la primera parte y la reacción bética llego demasiado tarde
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Iniciar sesiónA los derbis hay que llegar con los deberes hechos y la mente en su sitio. Todo a su hora. Las distracciones se penalizan. El Sevilla entró como un tiro, lanzado buscando las proximidades de Bravo. Cada balón discutido era suyo y así se vio ... gigante frente a un Betis timorato, descompuesto. El resultado de este ataque sin cuartel fue un 2-0 en la primera mitad que dejaba el derbi con poco que contar luego. No es este partido amigo de revolcones. Las distancias se negocian en pasos cortos y los de Lopetegui se habían ido a leguas por el camino de la intensidad, la fe y la ambición. Al límite y a veces sobrepasándolo, como la entrada de Acuña a Fekir, al que dejó lesionado. Como la de Víctor Ruiz a Galarreta hace unos días. Ambas merecían roja, las dos se quedaron en amarilla. Eso pudo condicionar el derbi pero el Betis tiene más que lamentarse de su puesta en escena que del árbitro. Mal Bravo, inestables los centrales y sin claridad arriba. No aprovechó la teórica debilidad atrás de un Sevilla que había hecho recuento de bajas y se protegía con el mermado Diego Carlos que sólo llegó al descanso y el reubicado Fernando. Le bastó porque la carrera de En-Nesyri para el penalti de Bravo estuvo precedida de una cadena de errores de la zaga y Munir se quedó demasiado solo para cruzar ante el chileno, manos blandas. El Betis no tiró a portería en la primera mitad y el Sevilla ya llevaba dos goles. Lo que quedaba era plantearse una proeza para el Betis, pero no estaba la tarde para ello con la vuelta de la semifinal de la Copa del Rey en un rato. Pellegrini ya pensó en el jueves y eso lo notó su equipo, que coleccionó ocasiones en ese regalo de dominio que hace el Sevilla de Lopetegui cuando el marcador le sonríe pero fue fugaz su esperanza de vida cuando Canales anotó en el alargue y ya sólo quedaba el triple pitido final de Del Cerro Grande.
Fue el día de Tecatito, el mejor de todos los que estuvieron sobre el terreno de juego. Y la fiesta del Sánchez-Pizjuán, feliz con el arranque y dedicado por completo a repasar su banda sonora con una sonrisa, ajustando cuentas pendientes del derbi copero. El Sevilla aplicó lo que peor le viene al Betis. Le quitó la pelota, mordió y le asustó. Los de Pellegrini pensaron demasiado y en el tiempo que dedicaron en buscar soluciones se le incrementaban los problemas. Ahí se decidió el derbi. Porque una ventaja de 2-0 en Primera es complicada de salvar ante cualquiera pero en este caso estaba el Zamora de LaLiga, que menuda mano sacó Bono a Tello en la segunda mitad.
El partido también pudo haberse ido de las manos en la primera mitad. Saltaron chispas con una sucesión de faltas sobre Fekir que acabó con amarillas a Canales a Jordán, decisión salomónica. La patada de Acuña a Fekir tras exigir el argentino que el Betis sacara el balón fuera por la lesión de Papu derivó en la afectación física del francés. No es raro que al Sevilla se le rompa otro jugador pero el percance de Fekir fue buscado y poco castigado.
Al Betis le salía poco y el Sevilla pescaba en sus fallos. Corrió Munir para hacer el 2-0 y el descanso era la campana que le servía al Betis para respirar. Diego Carlos se quedaba en la caseta, al igual que Fekir y William Carvalho. Los entrenadores hablaban con sus decisiones. Aitor y Joaquín le dieron más profundidad y movilidad a los verdiblancos, sobre todo porque el Sevilla cedió espacio, como suele con ventaja. Llegó y llegó el cuadro verdiblanco y los de Lopetegui achicaban sin apuros reales más que en el disparo de Bartra desde la frontal, el de Aitor que se fue alto, el de Tello que desvió Bono y la jugada de Bellerín que remató mal Álex Moreno. Sí, muchas ocasiones pero también fases de perseguir sombras de un Betis que intentaba ajustar un partido que se le iba poco a poco. Más cambios y el Betis acabó con Paul en lugar de Guido, ya descompuesta su columna vertebral más fiable. Aun así no perdió la fe en buscar recortar distancias. Lo hizo Canales de soberbia falta directa en el alargue. Ya era tarde, como lo fue su entrada en un partido que ya había decidido el Sevilla con su pegada y su ambición, robusto con ventaja y arropado por una grada que disfrutó con lo que vio y con una clasificación que distancia al segundo del tercero.
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