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La sequía ya dura tres meses

Sergio A. Ávila

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La sequía ya dura tres meses

Si el equilibrio en el juego y en la balanza de resultados es un factor determinante para la medición de la estabilidad competitiva de un equipo y su grado de progresión, no hace falta más que echarle un ojo al comportamiento del Betis a domicilio ... para darse cuenta de que, con semejante ritmo recaudatorio en el casillero de puntos cada vez que le toca rendir cuentas como visitante, se le complicarán las posibilidades de encimar esa barrera de los setenta puntos que, se ha convenido siempre, le reportaría como premio extraordinario —y obligatorio—, un billete para la Primera división. Aunque hay varios datos que ilustran esta situación, para nada irreversible, tal vez el más revelador sea el que sigue: el Betis acumula ya once jornadas sin llevarse todo el botín de un campo de Segunda, lo que equivale a tres meses y a un global de cinco comparecencias en territorio enemigo, en las que sólo ha rascado un punto de los quince en juego, desde que el 24 de octubre, con goles de Sergio García y Pavone (la última vez que marcaron en un mismo partido), se impusiera por 0-2 en Montilivi al Gerona. Números muy pobres Mañana es 24 de enero, han pasado tres meses desde aquella cita, y el Betis, en el Ciudad de Valencia, ante el Levante, tiene ante sí la oportunidad de barnizar una estadística que se ha ido empobreciendo hasta convertir al conjunto albiverde en uno de los peores equipos a domicilio de la división de Plata. Contempla el Betis en su arcón de resultados dos triunfos (Albacete y Gerona), otros tantos empates (Rayo y Cádiz) y seis derrotas (Hércules, Castellón, Elche, Murcia, Real Sociedad y Numancia) para un total de ocho puntos como bagaje que sólo empeoran en la categoría el Huesca y el Cádiz, decimoquinto y decimonoveno, con siete; y el Real Unión y el Castellón, vicecolista y farolillo rojo, con cuatro y uno, respectivamente. Esa tendencia a la baja se ha refrendado con los contundentes y sucesivos resultados ante el Elche (3-0), el Murcia (2-0), la Real Sociedad (2-0) y el Numancia (3-0), pruebas irrefutables que ponen en solfa la debilidad del equipo como consecuencia de que a la escasa fortaleza de su estructura defensiva se le ha añadido la evidente falta de fluidez de sus mecanismos ofensivos. Unido todo ello, defectos que han de pulirse pero que vienen coincidiendo cada vez que el Betis ha competido sin el abrigo de su feudo, resulta que el bloque albiverde presenta una cifra de tantos encajados como visitante (19) que en la categoría sólo superan Albacete y Cádiz, con 21. No canta gol el Betis fuera desde que lo hiciera, y por partida doble, en el Ramón de Carranza, el 8 de noviembre, y en esta circunstancia tiene una influencia definitiva el apagón de Pavone, que ha ido perdiendo fuelle (su contador se ha parado en cinco goles y puede ser el sacrificado si fructifica la contratación de Geijo); y la pólvora un tanto mojada de Sergio García. El ariete catalán lleva ocho dianas, es un fijo en las alineaciones, esté o no Emana, y sí que ha marcado con más asiduidad que el argentino. Eso sí, no se topa con el gol desde el 13 de diciembre, en la goleada en casa ante el Nástic (3-0). Y ya se sabe, a menos que lo remedie Pereira, y Emana cuando regrese, que sin los tantos de ambos la pendiente hacia Primera siempre será mucho más pronunciada.

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