Betis - Sevilla

Un derbi no debería jugarse jamás sin público en las gradas

Mucha seguridad y distancias sanitarias en un enfrentamiento sin ningún incidente

Los jugadores del Betis y del Sevilla, en una acción polémica del derbi AFP

Qué daño ha hecho el coronavirus a todos los ámbitos de la vida. Vaya por delante que lo importante es la salud. El Covid-19 se ha llevado por delante a muchas personas en todo el mundo y eso es lo más que ... hay que lamentar por encima de todas las cosas. Pero no es menos cierto que en lo que nos ocupa, el mundo del deporte, y del fútbol más concretamente, con la pasión y los sentimientos con que se viven la gran mayoría de partidos, la afectación es máxima.

Después del choque de máxima rivalidad disputado post-confinamiento el 11 de junio en el Sánchez-Pizjuán a puerta cerrada por la pandemia, esta vez le tocaba al Benito Villamarín , al barrio de Heliópolis y al Real Betis acoger el primer derbi de la temporada 20-21. El club verdiblanco, a través de sus canales oficiales en las redes sociales, solicitó a sus aficionados, durante la tarde del viernes, que «debido a las limitaciones de reunión por la pandemia del coronavirus», «los aficionados animasen al equipo desde casa y no acudan al hotel de concentración y a los alrededores del Estadio Benito Villamarín. La salud está por encima de todo». También el Sevilla lanzó un mensaje para sus seguidores: «El #SevillaFC solicita a sus aficionados que, ante la disputa de #ElGranDerbi de este sábado 2 de enero, respeten toda la normativa para frenar la pandemia de la covid-19 y eviten aglomeraciones en el hotel de concentración del equipo. La salud está por encima de todo». Y se cumplió. Es verdad que bajo un estricto control de la Policía. Pero todo se respetó, sin aglomeraciones.

Eso sí, el habiual ambiente previo a la disputa de un encuentro de este tipo no se vivió ni por asomo. Pocos aficionados tanto en Nervión en la salida del Sevilla, como en Heliópolis y en los hoteles de concentración de ambos equipos. De hecho, hubo un fuerte despliegue policial que fue realizando indicaciones a los seguidores cada vez que se juntaba un grupo grande.

La expedición del Sevilla salió de su hotel de concentración bajo un pasillo de bengalas de color rojo. Un pequeño grupo de aficionados se colocó a cada lado de la calle con banderas sevillistas y bengalas que despidió a los dos autobuses, el de la plantilla y el del cuerpo técnico. En muy poco espacio de tiempo y con la escolta policial , ambos vehículos llegaron al Benito Villamarín. El grupo de aficionados béticos que esperaba a su equipo, éste más numeroso, recibió, como es normal en este tipo de encuentros, con todo tipo de cánticos e improperios en contra al autocar nervionense, que entró a una velocidad considerable, sin detenerse, por la calle Iguazú hasta entrar al estadio desde la explanada. Los jugadores nervionenses fueron bajando del bus y entrando poco a poco al Villamarín, después de pasar el ya protocolario control de temperatura. De ahí, al interior del estadio y directamente pasar a la zona de activación instalada en la grada de Fondo del coliseo bético. Con el Sevilla en el estadio, en la megafonía se empezaron a escuchar cánticos favorables al Betis.

Un cuarto de hora después salió el autocar verdiblanco de su hotel de concentración, el habitual cercano al estadio heliopolitano. Pese a no haber aficionados hasta la esquina del centro deportivo IFNI, los futbolistas heliopolitanos recibieron el cariño de sus seguidores, que los recibieron con cánticos de apoyo y bufandas. Éstos lo devolvieron dando golpes en los cristales del autocar. Una vez dentro, los jugadores béticos también se desplazaron a la zona de activación para entrar ya en el partido. En los aledaños, la Policía dispersó a los aficionados que quedaban tras la llegada de los equipos y se vio una imagen llena de extrañezas, sin seguidores alrededor del Villamarín a una hora escasa para el comienzo de un nuevo derbi.

Sonidos en tiempos de Covid

En este mundo del fútbol bajo el protagonismo negativo del coronavirus, es muy llamativo escuchar todo lo que ocurre sobre el terreno de juego. Quizás también aumentado en este caso por la buena acústica que tiene el Benito Villamarín tras la construcción del Gol Sur. Especialmente llamativo fue cómo desde los banquillos de ambos equipos se protestaron todas las jugadas polémicas del partido, se pidieron tarjetas y se celebraron los goles. De hecho, Del Cerro Grande tuvo que parar el partido en una ocasión para llamar la atención a los futbolistas verdiblancos que esperaban su oportunidad de a través del delegado, Víctor Antequera.

Apoyando y jaleando a los compañeros que defendían, esta vez sí, la camiseta y el escudo del Betis durante el desarrollo del partido sobre el césped, los futbolistas suplentes y no convocados del equipo heliopolitano representaron a esos más de 50.000 béticos que habitualmente se dejan la garganta para animar a su equipo en las gradas del Villamarín. Desde el comienzo del encuentro, con la disputa sobre el campo entre Diego Carlos y Fekir de los primeros minutos, los jugadores de la escuadra local mostraron esa rabia que tanto se les ha reclamado en otras ocasiones. El reparto de puntos deja más contentos a los aficionados béticos que vieron a su equipo competir de verdad por fin.

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