Betis Energía Plus-Tenerife: otra humillación había reservada para el adiós (62-109)

En menos de tres minutos ya había convertido tres triples el Iberostar Tenerife (5-13), que intentó jugar rápido y llevando el balón a las esquinas para habilitar el tiro exterior, que el Betis se deprimiera y acabar cuanto antes con su débil oposición. El manual para ventilarlo lo tiene memorizado toda la ACB. En los verdiblancos apenas descollaba Anosike por su voluntad para atacar el rebote de ataque y su habilidad para buscarse las habichuelas al poste. Poco tiempo necesitó el nigeriano para sumar seis puntos y otras tantas capturas. Acabó con 11+9 y fue lo más digno de los locales junto a Urtasun , autor de 21 puntos.

No estaba el Betis por la labor de ponerse a defender tampoco en el último partido de la temporada. Para qué cambiar las costumbres, aunque sean malas, pensarían los jugadores. Al toque de campana del primer cuarto ya se imponían los chicharreros por nueve puntos (13-22) y la tendencia se consolidaría en el segundo, de absoluto dominio del Iberostar Tenerife, ora con la segunda unidad, ora con los titulares. Jugó sin los dos bases titulares y con la baja, también, de Akognon , pero le dio igual. Para sufrir habría necesitado oposición y no la tuvo, de modo que no tardaría el partido en convertirse en un paseo para sus intereses. El enésimo de un visitante en San Pablo. Dos triples de Bassas estiraron la brecha más allá de los diez puntos (21-32) y, a partir de ahí, ya todo fue coser y cantar para el Iberostar, que no competía contra un equipo de ACB ya sino frente a un cadáver. Desde el 19-24, materializado por Urtasun, el Betis encajó un parcial de 6-24 (25-48) que le permitió al equipo tinerfeño liquidar lo que iba camino de convertirse en un simulacro de partido, un entrenamiento perfecto -con poquísimo público, claro, dadas las circunstancias y la hora del envite- para que los pupilos de Katsikaris llenaran de confianza el depósito con vistas al inicio del play off el próximo fin de semana. Al descanso, 29-51, otra tunda . Pero lo peor estaba aún por llegar. Quien pensara que el cupo de las humillaciones estaba colmado antes de la última jornada, se equivocaba. Quedaba el fin de fiesta.

El culmen de esta pesadilla, zanjada con el descenso a la LEB Oro , iba a ser fiel al esperpento de toda la temporada. Otra vez se precipitó el Betis al abismo, rendido, sin nada que decir, mientras el Iberostar Tenerife engordaba el marcador. Mientras Bassas daba una cátedra al timón (22 puntos, 33 de valoración), otros actores secundarios de los insulares aprovecharon para lucirse, caso de Odiase (12 puntos), quien sobrevolaba el aro bético sin que nadie lo estorbara. El Betis no competía, se dejaba llevar, deseando que pasaran los minutos y esto acabara de una vez. Sobró al completo el segundo tiempo. Sobró todo el partido, en realidad. La máxima diferencia, esos 47 puntos del humillante 62-109 que le echó el cierre a 29 temporadas consecutivas del club en la ACB , era también la mayor paliza recibida por el equipo sevillano ejerciendo de anfitrión en la máxima categoría del baloncesto español de la que, ayer, así, con semejante borrón, se despidió.