Tirar la caña desde la tele
Puede que George Wendt sea el tipo que más veces ha entrado en un bar (televisado) y seguro que a ningún otro actor le han saludado con el mismo entusiasmo colectivo, casi contagioso, cada vez que entraba en el plató de «Cheers». El «¡Nooorm!» con que es recibido su personaje cuando llega al bar de Boston es un chiste recurrente de una serie que el fornido actor logró hacer un poco suya desde un papel anecdótico. A fuerza de beber y de no renunciar nunca a una última cerveza rapidita, Wendt ostenta el honor de ser uno de los tres únicos intérpretes que aparecen en los 275 episodios de la serie de bares por excelencia.
Norm es tan grande que nos sirve para enlazar con el bar de Moe de «Los Simpson» y el MacLaren's Pub de «Cómo conocí a vuestra madre», otros dos templos de la bebida en los que el personaje fue homenajeado en algún capítulo. Los tres locales citados son escenarios esenciales en la historia de la tele. El cine da para profundizar en la bebida de un modo más poético o dramático. En las series podemos encontrar tres tipos de bares: como segunda residencia, como lugar donde evadirse del trabajo antes, durante o después de la jornada, y directamente para borrachos.
El cine da para profundizar en la bebida de un modo más poético o dramático. En las series podemos encontrar tres tipos de bares: como segunda residencia, como lugar donde evadirse y directamente para borrachos
Antes de que algunos lo echen de menos, dejemos claro que el Central Perk de «Friends» es una cafetería, y que el Monk’s Café donde se encuentran Seinfeld y sus amigos es en realidad un restaurante, el Tom’s de Nueva York, que se puede visitar si la mitomanía supera el gusto gastronómico. El propósito es el mismo, a efectos dramáticos y cómicos, pero si no nos centramos ahora que llevamos pocas copas... Si nos dejamos llevar, podríamos incluir también el fantástico local donde vende sus delicias el legendario «sopero nazi».
Para garitos de los buenos, el Bada Bing! donde Tony Soprano tiene su oficina, aunque ahora vendrán los puristas rencorosos a decir que es un club de estriptís (la RAE admite la palabra también sin acento, pero así tiene más chispa). Primo hermano de este tugurio es The Alibi Room, de la incorrectísima «Shameless», inspirado además en el bar de Moe, de donde podríamos saltar animados a La almeja borracha de «Padre de familia». La ruta internacional del alcohol podría terminar en el Bellefleur's Bar and Grill de «True blood», el mejor sitio para beber sangre artificial si uno es un vampiro civilizado.
Para garitos de los buenos, el Bada Bing! donde Tony Soprano tiene su oficina, aunque ahora vendrán los puristas rencorosos a decir que es un club de estriptís
Ya en España, el último bar destacado es el sitio que eligen los miembros de la unidad Puma 93 de «Antidisturbios» para tantear al nuevo, después del accidentado primer episodio. Algo menos tenso era el ambiente en Los Cachis, donde «Los hombres de Paco» solían escuchar a la banda Pignoise.
Al otro lado de la ley, en «Los ladrones van a la oficina», el local se llamaba precisamente La Oficina, y era un lugar de encuentro, no solo para maleantes. Y si pillamos el puente aéreo de Madrid a Barcelona, todavía en los noventa, tiene sentido pasarse por El Pirata, donde Makinavaja se reúne con sus compinches.
Entre los bares más cómicos también podemos destacar la taberna Los Serrano, el Casi ke no, de «7 vidas», el bar Reinols de «Aída», el Max & Henry de «La que se avecina» y el bar La Unión de «Pelotas».
La última la dejamos, si el toque de queda lo permite, para el CBC de «Al salir de clase», La Escapada de «Compañeros», El Asturiano de «Amar en tiempos revueltos», La Tertulia de «Periodistas» y el bar de Tinín de «Cuéntame cómo pasó». El bistrot París-Nalón ya era otra cosa.