Teoría de vasos comunicantes
La Universidad Loyola inauguró ayer sus clases con una marcada vocación por la internacionalización y la excelencia

Teoría de vasos comunicantes
«Esto no parece Córdoba, sino otro planeta». La frase la dice Manuel Alejandro Cardenete, director del Departamento de Economía de la Universidad Loyola de Andalucía, en un receso de una reunión de su negociado. «Estamos cerrando el equipo, esto es apasionante», señala. Es el primer día de clase en la institución jesuita, que se estrena como la primera universidad privada de Andalucía, y los alumnos deambulan por las zonas descubiertas del complejo académico entre desorientados e ilusionados. «A mí me gustó este proyecto desde el principio, me atrajo mucho, porque me interesa su vocación por la investigación, no sólo por la docencia», añade.
Cardenete es un fichaje. Los cazatalentos de la Loyola lo han sacado de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. «Lo que es innovador es que en un momento en el que la universidad pública está pasando muchos apuros financieros abra una privada: es lo que a la gente más le sorprende y algo que a mí me estimula mucho. Es como la teoría de los vasos comunicantes», suscribe el profesor, que ultima los contratos de dos docentes más para su equipo, uno de Ucrania y otro que trabaja en una institución académica de Estados Unidos. «Nuestra vocación es ésa: la internacionalización, pero de verdad, porque yo he hecho proyectos en la universidad pública con fondos europeos que llegaban a la universidad pero nunca a mi proyecto. Queremos que aquí todo esto funcione de otra manera».
Si los límites del lenguaje son los límites del mundo, por citar el adagio, lo primero que ha de hacer quien quiera estar dentro de los circuitos académicos internacionales es ponerse al día en el idioma que manda en el planeta. En el inglés. De ello es responsable Esther Menor, directora de Loyola School of Languages, Culture and Communication. Ayer le daba una charla a un grupo de alumnos de nuevo ingreso en el salón de actos de la institución. «Para obtener un grado en esta universidad tenéis que ser conscientes de una cosa: debéis presentar una acreditación de nivel de inglés B-2», les informaba. «Corresponde al First Certificate: quien disponga de ese título no tiene ya de qué preocuparse», añadía.
Aspirante a periodista
Maribel, una alumna, da por salvado ese trámite. «Estudié un año de Bachillerato en Irlanda y allí me saqué un título que acredita que soy prácticamente bilingüe y que está por encima del B-2», afirma la joven junto a la cafetería del edificio antiguo de ETEA. Su vocación es la de periodista y va a poner todo su empeño en llegar a serlo. «Me he matriculado en el grado de Comunicación: estoy muy ilusionada aunque mucha gente quiere quitarme de la cabeza la idea de ser reportera, que es lo que a mí siempre me ha gustado». Lleva una tableta bajo el brazo, una novela y el periódico del día en papel. Camina hacia un aula con el paso decidido de quien va a comerse el mundo.
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