Camarón mantis: cómo cazar al primer vistazo
Sus extraordinarios ojos, de los más complejos del mundo animal, le permiten tener una visión trinocular y no necesitan del cerebro para reconocer los colores

A los humanos, que supuestamente tenemos una visión que ha hecho evolucionar nuestro cerebro, nos basta con tres tipos de células en la retina para distinguir los colores. Unas sensibles a las longitudes de onda medias (colores verdes), otras a las longitudes de onda más cortas (azules), y finalmente, un tercer tipo, que apareció más tarde en la evolución, sensibles a las longitudes onda más largas (rojos). Gracias a estos tres tipos de células, llamadas conos, tenemos una visión tricromática, que nos permite percibir un mundo lleno de color.
Algunas aves y reptiles tienen cuatro células para el color y ciertas mariposas pueden incluso tener seis. Pero la palma se lleva un crustáceo conocido como camarón mantis, por su parecido con la mantis religiosa, que vive en medio de los coloridos arrecifes de coral. En sus sofisticados ojos tiene 12 tipos diferentes de fotorreceptores, algo que para los investigadores ha sido un misterio hasta ahora.
Conocido también como boxeadores o mantis marina, por su capaz de lanzar certeros golpes con sus patas delanteras, como hace el insecto del copia el nombre, exhiben una gran variedad de colores: llamativos rojos, naranjas, morados, verdes, blancos, azules, marrones y ocres, incluso algunos son fluorescentes. Sus peculiares ojos, situado en el extremo dos antenas móviles con capacidad para moverse de forma independiente, le dotan de una de las visiones más complejas del reino animal. De hecho, pueden ver el mismo objeto hasta con tres formas diferentes. Es decir, que en cada ojo tiene visión trinocular, en lugar de binocular como nosotros. Los hemisferios superior e inferior del ojo los usa para reconocer formas y movimientos y no para visión de color. De eso se encargan sus 12 tipos de fotorreceptores, aunque al parecer, no lo hacen de forma muy eficiente.
Y es que, como publica la revista Science, a pesar de todo no son tan hábiles distinguiendo colores. Los investigadores, mediante una variedad de apetitosa comida de diferentes colores, pudieron ver que no podía distinguir entre el naranja y el amarillo oscuro, por ejemplo. ¿Y para qué necesita entonces tantos receptores? Mucho ruido y pocas nueces, debieron de pensar los científicos. Sin embargo, descubrieron que les resulta más fácil, rápido y barato, hablando en términos de energía empleada, reconocer los colores básicos que a nosotros o a otras especies de animales.
Esto podría deberse a que los 12 fotorreceptores del camarón mantis le permiten explorar los diferente objetos para reconocer colores básicos casi de inmediato. Este atajo le da una mayor rapidez al camarón y le permite divisar su comida al primer vistazo, algo que parece estar en consonancia con los certeros ataques que lanza contra sus presas.
A diferencia nuestros ojos, que envían señales al cerebro para que interprete qué color estamos viendo, los del camarón mantis pueden saltarse este paso. Y este truco podría ayudarle en el colorido pero peligroso mundo de los arrecifes de coral, lleno de predadores y presas, sugieren los investigadores. Los doce fotorreceptores le permiten lidiar con un mundo en el que impera una ley: comer o ser comido. No es de extrañar que pase la mayor parte de su vida en los agujeros donde vive.
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