EL ESCÁNDALO DEL DOPAJE de lance armstrong
Gloria, a cambio del alma
Los héroes solo existen en la mitología. El dossier de la USADA desvela hasta dónde llegó el ciclista tejano por la fama mundial

Náuseas y mareos por tanta aguja en las venas. Eso es lo que se siente leyendo el millar de páginas del exhaustivo informe de la Agencia Antidopaje Estadounidense sobre el laboratorio con piernas en el que se convirtió Lance Armstrong , el ciclista que más veces ha ganado el Tour, y el que más veces se ha reído de todos los amantes del deporte. Las declaraciones de los compañeros del tejano son estremecedoras; viales con sustancias impronunciables, trasfusiones de sangre en pisos francos, maletines con miles de dólares para los ávidos matasanos, amenazas a los que no querían entrar en el «circuito». Soberbia, ambición desmedida y desprecio total por el propio cuerpo. No faltó un espanto por inyectarse.
Ambición desmedida y soberbia. No faltó un espanto por inyectarse
Queríamos espectáculo de titanes, pero los hombres son eso, hombres. Y para dar luz al mito hubo que corregir esa parte de humanidad de los héroes a base de taladrarles los brazos y convertir su sangre en un fluido más parecido al de Medusa – bien resucitaba a los muertos, bien mataba al instante– que a Perseo , el hijo de Zeus y Dánae . El ciclista tejano era eso, un semidiós en su mundo de dos ruedas. Un argonauta que superó un complicado cáncer para regresar del tártaro de la enfermedad como vencedor absoluto. Pero, como los mitos griegos, casi todo era cuento. Su deplorable leyenda es el enésimo baldón para un deporte que vendió su alma al puro «show» y ahora tiene que pagar su precio a Mefistófeles , que aunque algunos quieran olvidarlo, siempre regresa para cobrar la parte del trato que le corresponde a su señor. A Armstrong, ya le reclama su deuda; al resto, lo irá haciendo cuando crea oportuno que ha llegado el momento. Que llegará. En su contrato lo pone bien claro: gloria a cambio de su cuerpo, y de su alma; gloria a cambio de escupir en la cara de los que quisieron ver en ellos ejemplos de sacrificio y superación que emular. Y ahora, toca pagar.
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