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panorama

Pudo ser alcalde

A Julio Pérez, la tenencia de alcaldía le quedaba estrecha y generaba algún desconcierto en quien ostenta la alcaldía

arturo trujillo

De manera oficial, el próximo lunes dejará Julio Pérez la corporación municipal de Santa Cruz. Después de algo más de un año al frente de la primera tenencia de alcaldía, su lealtad al partido socialista lo obligó a presentar su dimisión. Lealtad que, en estos tiempos, es difícil de mantener. Aunque a mí me hubiese gustado que su lealtad con el pueblo de Santa Cruz le hubiese ganado la partida al PSOE. Porque Julio Pérez pudo ser alcalde de Santa Cruz. Posiblemente, un magnífico alcalde. Pero su partido no se lo permitió. Le exigió continuar en la segunda línea municipal porque necesitaba cerrar un pacto para el Gobierno de las islas que le permitiera catapultar a Paulino Rivero hasta la presidencia y a José Miguel Pérez, a la vicepresidencia. Y así nos va. Con un ayuntamiento a la deriva y un ejecutivo regional que dedica su tiempo a utilizar eufemismos para no tener que reconocer la realidad.

A Julio Pérez, político experimentado, dialogante y hábil negociador, no le gustaba nada esa imposición de su partido. Sus firmes convicciones le impedían coaligarse con CC porque habían perdido las elecciones y, porque solo tenían como objetivo evitar que pudiese gobernar la fuerza más votada, el PP. Pero tuvo que entrar por el aro, y se inmoló. Por tanto, no deja el ayuntamiento por motivos profesionales, sino tiene que ver más con la presión recibida desde su propia formación política y por una situación algo incómoda en el seno de la corporación. Sobre todo por problemas de entendimiento con el alcalde Bermúdez, debido a la displicencia con la que gobierna el municipio. Y es que, a Julio Pérez, la tenencia de alcaldía le quedaba bastante estrecha y, las veces que intentó salirse de ella, le generó algún que otro desconcierto a quien ostenta la alcaldía. Casi todos sabíamos que Julio Pérez era quien manejaba los hilos dentro del gobierno de la corporación municipal y que Bermúdez se encargaba de lo relacionado con el ocio, los deportes y alguna que otra kermés con la que quedar bien. Que no está mal, pero las prioridades en el municipio son otras.

Con la salida de Julio Pérez, pierde Santa Cruz. El se vuelve a su despacho, plagado de éxitos desde hace muchos años, y los chicharreros nos tendremos que ir acostumbrando a su ausencia y a la presencia de un abúlico alcalde, Bermúdez, incapaz de hacer algo para cumplir con lo que realmente los ciudadanos le demandan: la reducción del paro en la capital. Pero con esta despedida, también pierde el PSOE. Ha perdido una oportunidad histórica para volver a colocar a uno de los suyos al frente de la alcaldía de Santa Cruz, después de 30 años de auténtica “sequía”. Pero ni quisieron, ni lo dejaron.

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