Más de lo mismo

Un policía se acerca a un borracho que a la luz de un farol parece que busca algo con afán. Interpelado acerca de su búsqueda, el hombre responde: «Mi llave». Ahora son dos los que la buscan. El policía, precavido, pregunta al hombre si está seguro de haber perdido la llave precisamente en aquél lugar. Éste responde: «No, aquí no, sino allí detrás, pero allí está demasiado oscuro». Muy clara la moraleja de esta popular historieta: el género humano tiene una incomprensible tendencia a evitar los problemas con el efecto contrario al perseguido. Solemos adaptarnos eternamente a soluciones , a modelos de conducta que en algún momento fueron suficientes y eficaces. Incluso cuando las circunstancias cambian. Lo que indudablemente nos clarifica porque en determinados aspectos sociales estamos instalados en el estéril «más de lo mismo» o en la notable incapacidad de imaginar nuevas actitudes y respuestas.

Esta obcecación es muy clara en algunas concepciones políticas y en determinados medios de comunicación . Pondré un ejemplo pero podríamos coleccionarlos: el reciente «sí» de Bruselas al tan soñado «corredor mediterráneo». La necesidad vital del Gobierno convergente de continuar aplicando modelos de conducta del pasado pujolista más victimista ha llevado al resto de los mortales catalanes a no saber si celebrar o lamentar tal acontecimiento. Para una noticia buena que cae en el cesto, van y nos la birlan. Más de lo mismo: siguen buscando soluciones a la luz del farol cuando ahora deben estar en otra parte, tal vez sin luz y con recortes sociales.

Y qué decir de esos renacentistas tertulianos del «mainstream». ¿Algún día dejaremos de oír pontificar a filósofos e historiadores, eso sí, renacentistas, sobre complejos asuntos eléctricos, nucleares o de infraestructuras? A veces da la impresión de que muchos de ellos basan su existencia en asegurarse, como observaba Giles Deleuze, que serán invitados a salir por las ondas. No hay más que una solución posible y permitida: la suya. Sin especialización alguna, a menudo también nos sugieren con la receta de «más de lo mismo» buscar las llaves con ellos, eso sí, donde no están.