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Las líneas calientes del «descuido»

La Policía Municipal acecha a los carteristas que hacen su agosto en la EMT. Detectan un incremento de robos en el bus exprés del aeropuerto

Las líneas calientes del «descuido» JOSÉ ALFONSO

TATIANA G. RIVAS

Viajan en los autobuses de la capital como un usuario más. Pocos se percatan de la presencia, por un lado, de los carteristas que tratan de hacerse con el «jornal» del día, y por otro, de los agentes municipales que les dan caza en las líneas calientes del robo. Los recorridos de estos buses, que abarcan mercadillos, mercados, hospitales, centros de salud, el barrio Salamanca y centros comerciales, son los preferidos por los rateros para hacerse con un buen botín al descuido; pero ojo, su actividad delictiva es vigilada desde cerca por los conocidos «rutas», agentes de la Policía Municipal de paisano que aguardan al acecho para darles el alto.

El momento de subir al autobús es el más esperado por los delincuentes para meter la mano en los bolsos y bolsillos del personal, sobre todo de los ancianos, sus potenciales víctimas. «Es cuando las mujeres suelen llevar el bolso abierto para sacar su abono o pagar el viaje», indican estos especialistas de la Policía Municipal.

«De unos años a esta parte han variado su forma de robar. Ahora tienen mucho más cuidado. Antes iban de cinco en cinco y se les veía a la legua. Ahora pueden ir de tres a cinco conchabados y se van juntando en distintas paradas; hacen como si no se conocieran, se colocan estratégicamente y atacan», informa un «ruta» mientras vigila dentro de la C1 a un joven que parece un sospechoso. No se da cuenta de que lo observan, y menos aún de que una patrulla sigue al autobús en un turismo.

El perfil de estos rateros se ajusta al de hombre suramericano «bien vestido» y con una media de edad de 30 años. Estos agentes conocen a la perfección las preferencias de estos delincuentes. En cuanto a su horario de actuación «trabajan» durante las mañanas y en horas punta. Las líneas circulares 1 y 2 son donde más carteristas atrapan con las manos en la masa, ya que pasan por puntos estratégicos donde, generalmente, las carteras prometen un buen montante: El Rastro, El Corte Inglés, el barrio Salamanca, hospitales e intercambiadores.

Tras nueve meses en funcionamiento, la línea exprés aeropuerto es la que más robos registra. La misma une el aeropuerto con la estación de Atocha y sirve de enlace entre las terminales del AVE y otros servicios ferroviarios con el transporte aéreo. La parada que hace en la plaza de Cibeles, según las denuncias interpuestas, es la más problemática. Los propios conductores de estos autobuses hablan de cómo roban los gitanos rumanos que se han decantado por esta línea repleta de turistas en distintas franjas del día.

Más hurtos desde mayo

«Desde mayo se han incrementado los robos, sobre todo los fines de semana y de 13 a 15 horas. Se colocan en la fila cuando la gente va a subir y ahí se hacen con la cartera o el bulto que sea. Ya arriba, el turista no encuentra sus pertenencias», revelan los trabajadores de la Empresa Municipal de Transportes.

La complejidad del trabajo de este grupo de la Policía Municipal está en pillar con la cartera en las manos a los ladrones. «Si se dan cuenta de que les estamos vigilando, la tiran. Además, ya se sabe que si no les cogemos con más de 400 euros es una falta, así que queda en nada». Más de cuatro faltas condenadas por un juez deben ser delito, explican.

El grupo de los «rutas» en los autobuses nació con una duración de tres meses y ya llevan siete años trabajando. «Se creó esta unidad para solucionar los problemas que había en los búhos y en la línea 130, que era la que iba a las Barranquillas. Después se fue ampliando el servicio y ya trabajamos en las clásicas problemáticas y en las que la EMT detecta incidencias», explica el cabo Manuel Nieto, el único mando de esta sección de investigación desde su origen.

Otras líneas como la 143, 66, 56, 45, 32, 30, 27, 21 y 20 son también conflictivas, sobre todo las del eje de Doctor Esquerdo. Las líneas 27 y 45 eran las más problemáticas cuando se pusieron en funcionamiento los «rutas» y continúan siéndolo. La 27 es una clásica, ya que el 80% de su recorrido es en línea recta. «No hay mucho vaivén y eso facilita la tarea de meter la mano en un bolso sin que se note», apuntan.

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