«Revolución o nada»
El Gobierno de la Anarquía , de Juan Pablo Calero Celoso. Editorial Síntesis, Madrid, 2011; 380 pags. 23 €.

Juan Pablo Calero es un excelente historiador guadalajareño, que ha demostrado ya su valía en obras como su tesis: Élite y clase . Una historia de Guadalajara 1833-1930 (Diputación, 2008); Historia de la provincia de Guadalajara ( 1808-1931); en colaboración con Sergio Higuera; Ed. Bornova, 2008) o la biografía que dedicó a Isabel Muñoz Caravaca , (Almud ediciones y Centro de Estudios de CLM, 2006), entre otros títulos.
En todas estas obras Calero Delso ha demostrado su rigor historiográfico, su capacidad de investigación y su buen pulso narrativo y argumentativo que hacen de estos libros obras amenas y accesibles con muy buenas dosis de información y balances interpretativos muy sugerentes y alejados de los tópicos al uso.
Esto mismo es lo que hace en su último libro, El gobierno de la anarquía , en el que pretende desmontar la idea establecida de que los anarquistas no estuvieron en ningún momento interesados en defender la II República por considerarla una herramienta de la burguesía.
Por el contrario -defiende con vehemencia el autor- cuando la República estaba realmente en peligro, cuatro ministros anarquistas (Federica Montseny, Juan García Oliver, Juan Peiró y Juan López, todos ellos conminados a hacerlo por el Comité Nacional de la CNT) entraron a formar parte del gobierno presidido por Largo Caballero, en noviembre de 1936, y desempeñaron sus puestos con lealtad y en muchos casos con notable eficacia. Algo más tarde, en abril de 1938, un nuevo ministro anarquista, Segundo Blanco, se hizo cargo de la cartera de Sanidad y de Instrucción Pública en el gobierno presidido por Juan Negrín.
Calero Delso insiste a lo largo del libro en que la CNT y el movimiento libertario defendieron activamente la República y en ningún momento -afirma- tiene sentido la falsa disyuntiva que plantean muchos historiadores de si en aquellos momentos era preferible ganar la guerra al fascismo o realizar la Revolución. Lo que sucede, continúa, es que la CNT y el movimiento obrero en su conjunto tenían claro que los trabajadores no querían tanto luchar por un gobierno de uno u otro signo sino consolidar sus avances sociales y garantizar que estos se mantendrían; por eso apoyaron a la República cuando ésta marchó en esa dirección (sobre todo con el gobierno frentepopulista de Largo Caballero) y no así en otros supuestos. El dilema -dice Calero Delso- «no era guerra o Revolución, sino Revolución o nada», y la CNT tenía claro que ambos polos eran indisolubles y actuó de acuerdo con ello durante toda la etapa republicana y de la Guerra Civil.

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