Clamor de médicos y docentes contra un «tijeretazo irreversible» en Cataluña
El Gobierno exige a la Generalitat un informe detallado de los ajustes que aplicará
Se esperaba una protesta masiva, aunque superó todas las expectativas y el toque de atención al Gobierno de Artur Mas por el polémico «tijeretazo» fue histórico. Miles de médicos y profesores (20.000 según los organizadores, 10.000 según la Guardia Urbana) acudieron ayer a la llamada de los sindicatos para levantar su voz contra los recortes planteados en hospitales y colegios. Lo hicieron al mismo tiempo que, desde Madrid, la consejera de Sanidad, Leire Pajín, lanzaba una nueva puya al consejero catalán, Boi Ruiz, anunciando que el Gobierno controlará de cerca los ajustes que realice en su Comunidad. Por este motivo, su ministerio ha pedido a la Generalitat un informe en el que detalle qué medidas piensa llevar a cabo para reducir el gasto.
Ataviados con sus impolutas batas y con crespones en señal de duelo por «la muerte de la sanidad pública», facultativos y enfermeras, que fueron mayoría en la protesta, tiñeron de blanco el corazón de la ciudad y colapsaron la histórica plaza Sant Jaume, donde se encuentra la sede de la Generalitat. Con sus coros y pancartas exigieron al Govern que haga «borrón y cuenta nueva» y retire las medidas planteadas por los hospitales para hacer frente al déficit, entre las que figuran el cierre de plantas y quirófanos, el aplazamiento de intervenciones y algunos despidos. Con una representación más discreta, los profesores exigieron a la consejera de Educación, Irene Rigau, garantías respecto al mantenimiento de las plantillas.
Facultativos y docentes levantaron su voz al unísono contra el «tijeretazo» de CiU, pidieron la dimisión del consejero Boi Ruiz y dejaron claro que harán todo lo que esté en sus manos para frenar los recortes porque, según indicaron, «está en juego el Estado del Bienestar». La plaza, que fue tomada por decenas de pancartas, era un clamor contra las medidas planteadas por Mas. Los manifestantes no dejaron ni un metro cuadrado virgen de consignas. «Hay poco pan para tanto chorizo», «Ni recortes, ni despidos», «Doña sanidad pública, descanse en paz» o «NoCiU para la salud» (un juego de letras con las siglas de CiU y la palabra nocivo en catalán). Fue la acción más importante de repulsa contra el Ejecutivo de Mas, la más contundente que ha tenido que afrontar en los más de cien días que llevan en el gobierno. Tras las consignas reivindicativas estaba la amenazante sombra de más de 7.000 despidos en la sanidad y unos 3.400 en la enseñanza (según previsiones de los sindicatos). Los secretarios de CC. OO. y UGT en Cataluña, Joan Carles Gallego y Josep Maria Álvarez, respectivamente, advirtieron de que los ajustes perfilados son irreversibles. «No podemos dejar perder servicios básicos en salud y educación porque no los recuperaremos. El “tijeretazo” sería irreversible», indicó Álvarez.
Tras media hora de ruido ensordecedor, los convocantes exigieron silencio y leyeron un manifiesto unitario en el que alertaron de los efectos de unos ajustes que tienen como objetivo «desmantelar los servicios, deteriorar su funcionamiento y justificar así su privatización». Los partidos de la oposición (incluido el PP) arroparon la protesta, así como numerosas asociaciones de padres y de vecinos. Dos diputadas populares abandonaron discretamente la concentración cuando, una vez disuelta, empezó a sonar «La Internacional».
Coincidiendo con la multitudinaria acción, los gerentes de los hospitales advirtieron a la Generalitat de que sólo pueden aplicar «sin urgencia» la mitad de las medidas ordenadas por la consejería para evitar errores irreparables y un otoño «tremendo».
Mientras, el Hospital Clínic confirmaba que reducirá el 40% de las intervenciones de prótesis programadas, así como los programas relativos a las intervenciones de obesidad, rodilla, lipodistrofia y de cambio de sexo. El centro, de referencia de Cataluña, confirmó también que cerrará 71 camas estables y creará otro turno para evitar despidos. Ahora, tras la protesta y el llamamiento de los gestores, la pelota está en el tejado del consejero.
Noticias relacionadas
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete