la nada nadea
Solos
He tenido ocasiones estos días para sulfurarme, pero sólo me he sulfurado una vez: oyendo al ministro Margallo prolongar hasta lo intolerable la falsa dicotomía España-Cataluña
Diez miembros diez, del afamado gobierno Mas, son secesionistas. Los otros dos, también. Aunque ya lo sospechábamos, se agradece la sinceridad. Esas imágenes de los altos responsables convergentes con sus estelades, esa soltura en el hablar sedicioso, esa diligencia de la vice presidenta, de Unió, actuando bajo la batuta de la ONG que organiza las yincanas delirantes y las rebeliones de la tribu, podrían hacer mucho bien. Porque salvo casos perdidos de estulticia, o de llana complicidad, nadie podrá seguir sosteniendo en las inmediaciones de Rajoy que lo que quieren «estos» es el pacto fiscal y un poco de cariño. Y que a Mas se le debe dar salida honrosa.
El gobierno de España puede exhibir un abanico de errores desde que lo gobierna Heráclito de Éfeso y nada es y todo fluye (en el Estado, por definición, siempre manda Parménides: es, y no puede no ser porque, si no fuera, no sería y no podría ser). Pero entre todos los errores hay uno, el de aquietarse ante el plan de romper España, que brilla con la luz roja y desesperada de la alarma histórica, girando y girando, la sirena ensordecedora anunciando problemas sin cuento. ¿Dónde habita el poder?
Por lo visto, lo malo no es el fin del imperio de la ley, lo malo es que unos cuantos catalanes provocadores (¿Verdad, Josep?) defendamos la Constitución, que no aceptemos la hegemonía ni el discurso nacionalista, que no traguemos y aprovechemos cualquier oportunidad para recordar (en Cataluña, claro, que es donde esto cobra sentido) que somos españoles y que lo seguiremos siendo, por encima de Mas y, si hace falta, por encima de Rajoy y de sus apaciguadores. He tenido ocasiones estos días para sulfurarme, pero sólo me he sulfurado una vez: oyendo al ministro Margallo prolongar hasta lo intolerable la falsa dicotomía España-Cataluña. Qué poco valen los nuestros, Dios mío. Aceptémoslo: por una u otra razón, estamos solos. Y solos vamos a ganar. Si no piensan hacer nada por nosotros, por lo menos no molesten.
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