AVE

El AVE llega a Figueres. Ya nadie discute la viabilidad técnica del proyecto. El Ensanche de Barcelona no se ha resquebrajado y la basílica de la Sagrada Familia sigue ahí. Ahora, el tema es otro. ¿Qué sentido tiene el AVE Barcelona-Figueres? Aunque deficitario, el AVE Madrid-Barcelona tiene sentido al conectar dos aglomeraciones importantes de población que son también nódulos de actividad económica y comercial separados por una distancia de más de quinientos kilómetros. No puede decirse eso mismo del tramo Barcelona-Figueres.

Ni dos aglomeraciones importantes de población, ni larga distancia, ni nódulos de actividad económica y comercial. La rentabilidad, nula. Por varias razones: porque los efectos económicos serán escasos; porque la ocupación será baja al no haber estaciones intermedias; porque tiene la competencia de la red de Cercanías; porque al llegar a Figures la conexión con la alta velocidad francesa todavía no existe.

Algún entendido en materia ferroviaria ha dicho que «el AVE Barcelona-Figueres será un regional de lujo como el Madrid-Toledo». Con la que está cayendo -y aunque no cayera-, ¿se necesitan regionales de lujo? ¿Está justificado el AVE hasta Girona y Figueres? ¿No hubiera sido suficiente con un tren de media velocidad? ¿No hubiera sido suficiente con los Express y los Avant que ya circulan por Barcelona, Tarragona, Lleida, Girona, Segovia, Jaén, Zaragoza, Ávila o Aranda de Duero? Años criticando -¡caros! ¡ruinosos! ¡baja ocupación! ¡no rentables! ¡un capricho!- el AVE a Sevilla y la construcción del AVE Madrid-Galicia, años poniendo de vuelta y media al Gobierno, y ahora resulta que en Cataluña se reproducen los mismos vicios.

En Cataluña se dice que el trazado del AVE se ha hecho en función de criterios políticos -que perjudican a Cataluña- y no económicos. ¿Se reconocerá que el AVE Barcelona-Figueres también se ha hecho en función de criterios políticos -que benefician a Cataluña- y no económicos? No lo creo, porque ello cuestiona el victimismo ferroviario.