Grecia rechaza a los emigrantes que llegan sin papeles por mar a punta de pistola

El informe de Pro Asyl ha reunido noventa testimonios anónimos de inmigrantes sirios, afganos, somalíes y eritreos que han sufrido estos últimos meses la amenaza de estos guardias armados, que insisten que las embarcaciones regresen a las aguas territoriales turcas y a veces hasta las remolcan desde sus motoras.

El informe detalla casos relatados por estos inmigrantes sirios en los que personas «con uniformes negros, pistolas y pasamontañas» les amenazaban, les retiraban sus documentos y sus móviles o confiscaban sus embarcaciones.

Pero según fuentes de Pro Asyl dichos guardias no están relacionados con las fuerzas de Frontex (la Agencia Europea para la Gestión de la Cooperación Operativa en las Fronteras Exteriores, con sede en Varsovia). No se ha registrado ningún caso de disparos a los refugiados, pero sí de disparos al mar para asustarlos y conseguir que den la vuelta hacia la costa turca.

Se trata de testimonios que no han sido investigados por las autoridades griegas, que no han hecho declaraciones sobre el informe. El General Emanuil Katriadakis , el portavoz del gobierno sobre temas de inmigración por su parte insiste en que «si hay personas en peligro las ayudamos».

La situación de Grecia, que por razones geográficas forma parte junto con Malta y Chipre de los primeros países a los que llegan la mayoría de los refugiados de Afganistán y Siria, es alarmante. Las estadísticas confirman que 9 de cada 10 inmigrantes ilegales en la Unión Europea ha entrado a través de Grecia.

El estado ha aumentado la vigilancia y patrullas en sus fronteras desde este año, con 1.800 guardas fronterizos maá y una altísima valla metálica que supera los diez metros en la frontera con Turquía en la zona de Evros, cerca del río del mismo nombre.

La gran mayoría de los refugiados sirios que llegan ahora a Grecia por mar provenientes de Turquía acaban en un centro de detención . Meses después son puestos en libertad con una orden de deportación y suelen intentar conseguir asilo político (un procedimiento legal muy largo que suele resultar en una negativa ) o seguir su viaje ilegal a otro país europeo.

El secretario general de la Comunidad de Sirios Libres en el Extranjero en Atenas, Ashraf Hasno, decara que «muchas familias se ven divididas en Turquía y en los últimos meses vemos muchas mujeres y niños viajando solos». Las estadísticas de los cinco primeros meses de este año confirman que 2.187 sirios fueron detectados por la policía y la guardia fronteriza.

Uno de los traductores sirios voluntarios que ayudan en el Centro de Refugiados de Caritas Atenas lo confirma: «Eso es el número de los refugiados que las autoridades han visto, son muchos más los que llegan, cada día aumenta el número.Porque se ha corrido la voz entre los traficantes de personas, que son turcos y griegos, de que los refugiados sirios tienen mucho más dinero que los afganos y están dispuestos a pagar grandes cantidades para llegar a Europa». La mayoría quiere llegar a países como Alemania y Suecia y sólo una vez en Grecia comprenden que su viaje no termina.

Las autoridades helenas por su parte confirman que con constantes recortes de gastos estatales en un país con seis años de recesión la situación de los inmigrantes es muy difícil, aun en el caso de que tengan permisos de trabajo y residencia. Las posibilidades de ayuda estatal son casi inexistentes, no se cumple gran parte de la legislación sobre la protección de personas vulnerables y la burocracia en los casos de solicitudes de asilo sigue siendo lenta.

Lo que el informe alemán no muestra es la ayuda concreta y personal de los habitantes de muchas de las islas griegas cercanas a la costa turca que recogen y ayudan a los refugiados: desde salvarles literalmente la vida hasta ayudarles con comida y ropa.