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La trastienda de la presentación del programa autonómico del PP

El retraso de Aguirre, la palmadita de Arenas a Cospedal o los nervios por las listas, en los corrillos

La trastienda de la presentación del programa autonómico del PP ángel de antonio

sara medialdea

La trastienda de los actos políticos suele ser mucho menos profunda y enjundiosa que éstos, pero casi siempre resulta más entretenida. Entre bambalinas, se vivieron muchas pequeñas historias durante la primera jornada del acto de presentación del programa marco autonómico del PP , celebrada ayer viernes en el Palacio Municipal de Congresos del Campo de las Naciones. Empezando por el clamoroso retraso de Aguirre, y siguiendo con la lectura de cada uno de los gestos de las tres protagonistas del día.

Nadie puede dudar, a estas alturas, que la candidata a la Alcaldía de la capital, Esperanza Aguirre, es una maestra en el trato con los medios de comunicación: nadie como ella sabe cómo hacer una puesta en escena para quedarse con todas las cámaras. No lo hizo a propósito: venía de una comida de ex ministros de Educación en la que también estuvo Rajoy, y la cortesía impedía marcharse hasta que lo hiciera el presidente. Lógico. El caso es que cuando apareció por el Palacio Municipal de Congresos, la expectación era máxima: tenía esperándola en la puerta a varios dirigentes nacionales del PP, y a una veintena larga de cámaras de televisión.

Cifuentes , mucho más discreta, llegó un rato antes. Se sentaron juntas, y durante el discurso de la secretaria general, Dolores de Cospedal, se las pudo ver cambiando impresiones «sotto voce». Cuando aquella finalizó su intervención, las tres mujeres que copaban la atención del día se fundieron en un abrazo. Y al bajar de la tribuna, Cospedal -que había llegado de un viaje de trabajo cuando el acto ya estaba iniciado- saludó a sus compañeros en la dirección del partido: se intercambiaron besos, algún abrazo ... y Javier Arenas le dio una palmadita en el brazo.

En los pasillos, se comentaba la llegada de Cayentana Álvarez de Toledo, tal vez «para pedir la palabra», como bromeaba algún compañero de filas -en alusión a su protesta por no haber podido participar en la Junta Directiva Nacional del martes, en la que otros compañeros aseguraron que hubo hasta dos oportunidades para abrir turnos de participación-.

Pero el comentario más habitual en los corrillos -de un encuentro en el que había, sobre todo, militantes madrileños- eran las listas para las dos principales instituciones de la región: el Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad Autónoma. Entre bromas y veras, unos y otrso intentaban averiguar algo de «lo suyo», y apuntaban a posibles choques intestinos para ajustar su confección. El viejo esquema «30-30-30» -un tercio de los componentes de la lista puestos por el candidato, un tercio por el partido en la región y un tercio por el partido nacional- no parece encajar en los planes de las dos candidatas madrileñas, señalan algunos responsables políticos ya con «destino» futuro. Otros, los más, esperaban el suyo.

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