Imposible Nibali en Hautacam

Se escaparon de salida los sospechosos habituales: Mikel Nieve, Alessandro De Marchi, Blel Kadri... También Ion Izagirre y Jesús Herrada, los dos escuderos más fieles de Valverde en el Tour, y los que valieron para que el murciano lanzase fuegos artificiales en el descenso del Tourmalet. Valverde se tiró en la bajada del coloso como si fuera «el loco de los Pirineos», el mote que la afición dedicó a Pedro Delgado en un descenso del Peyresourde en los ochenta.

Hoy les salió mal la jugada a los Movistar. El Tourmalet dejó a mucha gente en el pelotón y tanto Astana como el BMC tiraron y nunca les dejaron coger más de 20 segundos. Antes de llegar al valle entre Tourmalet y Hautacam, abortaron la fuga.

El intento fallido tuvo dos efectos. Por un lado, rasgó la diferencia de Mikel Nieve, que se quedó solo en cabeza de carrera con el francés Blel Kadri. El navarro había sido el más fuerte subiendo el puerto más legendario de los Pirineos, pero le convenía esperar a Kadri para no hacer el valle entre puerto y puerto, terreno llano, en solitario. El acelerón por detrás mutiló sus opciones de victoria: Nieve y Kadri empezaron Hautacam con apenas minuto y medio de ventaja, poca renta para haberse comido toda la etapa en cabeza de carrera.

Por otro lado, Valverde se quedó sin compañeros por delante para Hautacam, una maniobra que ayer en Saint-Lary le salvó la segunda plaza. Hoy, le atacaron Pinot y Van Garderen, con Peraud a rueda, y el español no aguantó. Se rehizo como pudo: se quitó las gafas de sol y se las puso en el casco, una señal de que las piernas van tan mal que cualquier cosa les parece imposible. [ Clasificación del Tour de Francia ]

Valverde se hizo solo, sin ayuda, los ocho kilómetros que le quedaban a un Hautacam lleno de sombras. Él tenía las suyas, las que le decían que nunca será podio en el Tour. Pululaba también por ahí la de la última Vuelta a España, presente cuando Chris Horner (ganador) atacó con Nibali (segundo) a rueda, y desaparecida en el momento en que el maillot amarillo soltó al veterano americana. En otra curva se apareció la de Javier Otxoa, vencedor en Hautacam hace 14 años tras resistir de forma angustiosa a Lance Armstrong, que atacó entonces como Nibali hoy. El italiano la pulverizó en el momento en que arrolló a Mikel Nieve, al que no le prestó su rueda ni cinco segundos.

Por último, escondida entre las curvas de los campos de Hautacam, la sombra de Bjarne Riis, conocido antes como «Mr 60%» –la tasa de hematocrito que decían en el pelotón que tenía en carrera—, que en 1996 enterró a Miguel Indurain con una exhibición ilógica en las mismas rampas sobre las que Nibali se lució hoy. El siciliano terminó con 1:10 de ventaja sobre el segundo de la etapa, y le saca siete minutos al segundo de la general a falta de la contrarreloj.

Detrás, en el planeta de diferencia entre Nibali y sus rivales, Thibaut Pinot emprendía la eterna batalla entre juventud y vejez: necesitaba descolgar a Peraud, 37 años, y meter más tiempo a Valverde, 34, sus rivales por el podio. Solo consiguió hacerlo con Peraud en el último kilómetro, y aunque ahora es segundo en la general, tiene una ventaja mínima para la contrarreloj (13” sobre Peraud, 15” con Valverde).

Valverde ha salvado los Pirineos sin alegría y con muchísimo sufrimiento, pero tiene el podio del Tour de Francia a tiro si no falla en la contrarreloj. Si lo consigue estará en la misma foto con Vincenzo Nibali en los Campos Eliseos, aunque la realidad les sitúe muchos metros por debajo.