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UNA FARSA PARA APROPIARSE DE CRIMEA

Lo que está en marcha no es la quiebra de Ucrania, sino la expansión de Rusia, que culminará, si se cumple el plan de Putin, con la anexión de una península de gran valor estratégico para Moscú

CON la crisis de Crimea, la comunidad internacional ... ha recuperado los argumentos del viejo debate sobre la autodeterminación de los pueblos, jalonado por hitos como la declaración de Woodrow Wilson, presidente de los EE.UU., en 1919, el proceso de descolonización en África o el Acta de Helsinki de 1975. Si algo positivo puede extraerse de la ocupación de Crimea por Rusia es que ese debate sobre la autodeterminación ha superado los planteamientos románticos o postimperiales, para dar prioridad a la estabilidad política de las regiones, el respeto a las legalidades nacional e internacional y la conservación de la integridad territorial de los estados. Era evidente que el resultado del referéndum de Crimea iba a ser favorable a la incorporación de esta península a Rusia, pero no ha sido un acto democrático. Crimea está ocupada militarmente por un país extranjero, que ha desencadenado un conflicto civil reconvertido en coartada para justificar tanto la intervención militar –a través de unidades paramilitares sin distintivos– como esta parodia de proceso democrático de autodeterminación.

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